Por Juan Pablo Ojeda
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a encender la polémica con una nueva amenaza contra Harvard, universidad con la que mantiene un duro enfrentamiento. Esta vez, el republicano advirtió que podría retirar otros 3 mil millones de dólares en subvenciones federales a la institución para destinar esos recursos a escuelas de formación profesional en todo el país.
“¡Estoy considerando retirar 3 mil millones de dólares en subvenciones de una Harvard muy antisemita y dárselos a escuelas de formación profesional de todo el país. ¡Qué gran y tan necesaria inversión sería para Estados Unidos!”, publicó Trump este lunes en su red social Truth Social.
Este anuncio se suma a una serie de medidas recientes tomadas por la Administración Trump desde su retorno a la Casa Blanca en enero, incluyendo recortes por casi 2 mil millones de dólares, amenazas de eliminar exenciones fiscales a la universidad, y la decisión de suspender la emisión de visados a estudiantes extranjeros inscritos en Harvard.
Esta última medida —bloqueada temporalmente por una jueza federal— se originó por la negativa de la universidad a entregar datos sobre sus alumnos internacionales, con el objetivo de identificar a quienes hayan participado en protestas propalestinas, que el gobierno de Trump califica como actos de radicalismo antisistema.
“Todavía estamos esperando las listas de estudiantes extranjeros de Harvard para poder determinar cuántos lunáticos radicalizados, todos ellos alborotadores, no deberían ser admitidos de nuevo en nuestro país”, escribió el mandatario en otro mensaje, insistiendo en que la universidad protege a activistas que, según él, atentan contra la seguridad nacional.
En sus publicaciones, Trump también atacó al sistema judicial, al señalar que Harvard “ha buscado y encontrado a la mejor jueza (¡para ellos!)”, pero aseguró que el gobierno terminará ganando este pulso legal.
Este nuevo episodio forma parte de un creciente conflicto entre Trump y varias instituciones de la Ivy League, a las que acusa de promover el antisemitismo y de tener vínculos ideológicos con el Partido Comunista Chino, en especial a través de programas académicos y manifestaciones estudiantiles.
El giro que propone Trump —redirigir miles de millones en fondos públicos desde universidades de élite a centros de formación técnica— ha sido interpretado como un intento de reposicionar la política educativa federal hacia un enfoque más práctico y menos elitista, en línea con su retórica populista. Sin embargo, críticos ven en estas acciones una represalia ideológica que pone en riesgo la autonomía académica y la diversidad en la educación superior estadounidense.
Las próximas decisiones judiciales y políticas marcarán el rumbo de este conflicto que, lejos de enfriarse, parece ir escalando semana tras semana.
















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