Por Juan Pablo Ojeda
Este lunes, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, reafirmó su interés en mantener una buena relación con el gobierno de Estados Unidos, justo antes de recibir en Palacio Nacional al nuevo embajador estadounidense, Ronald Johnson, junto con representantes diplomáticos de otros países.
“Queremos siempre buena relación con el gobierno de los Estados Unidos”, expresó la mandataria en su conferencia matutina, conocida como La Mañanera del Pueblo, en la que informó que recibirá las cartas credenciales de diplomáticos de Argelia, República Dominicana, Colombia, Eslovaquia y Estados Unidos.
La llegada de Johnson marca el inicio de una nueva etapa en la relación bilateral, y aunque Sheinbaum subrayó que la reunión sería breve, dejó en claro que servirá para reforzar los lazos entre “socios comerciales, vecinos y países amigos”.
Un par de días antes, el embajador Johnson sostuvo su primer encuentro oficial con el canciller Juan Ramón de la Fuente, donde, según la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), tuvieron un “diálogo franco y directo”. La diplomacia parece estar fluyendo con normalidad, aunque sin abordar temas controversiales en esta etapa inicial.
Sheinbaum dejó claro que no se discutirán asuntos delicados como el caso de Ovidio Guzmán o la migración, al menos en esta primera reunión. “No será una reunión muy larga… se trata de coordinación y colaboración”, precisó.
Sin embargo, uno de los puntos que sí tocó la presidenta en su conferencia fue la propuesta legislativa en el Senado de Estados Unidos para imponer un impuesto del 5% a las remesas que envían los migrantes mexicanos. Calificó la idea como “injusta” y advirtió que afecta a las familias mexicanas, pero también al propio Estados Unidos.
Para hacer frente a esta iniciativa, Esteban Moctezuma, embajador de México en EE.UU., sostendrá reuniones con congresistas estadounidenses y buscará sumar apoyos entre organizaciones de connacionales para evitar que esta medida avance.
Sheinbaum recordó que este tipo de impuesto violaría el tratado de doble tributación vigente desde 1994, y reiteró su compromiso con las familias que dependen de las remesas. “Queremos que las reciban completas, sin descuentos ni impuestos injustos”, subrayó.
En resumen, mientras México recibe al nuevo embajador con cordialidad, también enciende las alertas diplomáticas ante una propuesta que podría golpear directamente el bolsillo de millones de familias mexicanas. La presidenta apuesta por el diálogo, pero sin dejar de lado los intereses del país.
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