Chalco busca rescatar su historia y su agua con un corredor biocultura

Por Bruno Cortés

 

En el Congreso mexicano se habló de Chalco, pero no por temas de inseguridad o vialidad, sino por una causa que toca fondo: cómo cuidar el territorio, el agua y la historia de un municipio que creció entre el abandono y la urbanización descontrolada.

La diputada Anais Miriam Burgos Hernández, de Morena, encabezó el foro “Territorio, agua y patrimonio: Retos y alternativas para un desarrollo sostenible en Chalco”, donde se presentó un ambicioso proyecto llamado Corredor Biocultural Ayaquemetl–Tlateles, pensado para proteger más de 15 mil hectáreas que guardan el patrimonio arqueológico, ecológico y cultural de la región.

En palabras sencillas, el proyecto busca ponerle un alto al caos urbano que durante años ha borrado lagunas, bosques y vestigios históricos. Chalco —que en náhuatl significa “lugar sobre el agua”— ha pasado de ser una zona fértil y rica en recursos naturales a una región con problemas de inundaciones, escasez y contaminación. Por eso, esta propuesta pretende devolverle equilibrio al territorio y, de paso, darle un futuro más sostenible a sus habitantes.

Durante el foro, el activista Miguel Ángel Carvajal recalcó que el corredor no es solo una idea romántica sobre la historia o la cultura, sino una apuesta para el futuro. “Si no actuamos ahora, las nuevas generaciones van a heredar un territorio sin agua, sin memoria y sin rumbo”, advirtió.

El arquitecto Laurent Herbiet explicó que el proyecto protegería alrededor de 15 mil 407 hectáreas de la zona y que este es un punto de inflexión: o se cambia el rumbo hacia un desarrollo ordenado y seguro, o se repite el mismo modelo urbano que, en pocas décadas, podría colapsar. Señaló que obras como el Colector Solidaridad, aunque necesarias, solo atienden emergencias, pero no resuelven de fondo el problema del agua ni la planeación urbana.

Por su parte, el arquitecto Ricardo Redondo detalló que el corredor biocultural busca canalizar de manera natural las aguas pluviales para que vuelvan a alimentar el manto acuífero y evitar las inundaciones en las zonas bajas de Chalco y Valle de Chalco. Pero además, el plan incluye promover vivienda digna y sustentable, combinando desarrollo urbano con respeto al entorno.

El proyecto no solo busca cuidar el ambiente, sino también rescatar la memoria arqueológica. El investigador Hervé Monterrosa Desruelles recordó que la zona de Chalco ha sido históricamente ignorada en materia arqueológica, pese a que fue un punto clave del comercio prehispánico y un símbolo de resistencia frente a la expansión mexica. “El corredor sería una manera de proteger ese legado y de conectar la historia con la vida actual de la gente”, explicó.

En pocas palabras, el Corredor Biocultural Ayaquemetl–Tlateles es una propuesta que une historia, ecología y planeación urbana para darle a Chalco un desarrollo que no destruya lo que le da identidad. En un país donde a menudo se construye primero y se piensa después, este proyecto propone justo lo contrario: planear antes de perder lo que aún se puede salvar.

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