Gobernadores del Centro-Occidente cierran filas por la seguridad regional

En medio del calor húmedo de Tepic y los discursos acartonados que suelen abundar en este tipo de reuniones, la Cuarta Reunión Regional de Seguridad de la región Centro-Occidente se convirtió en algo más que un acto protocolario. En el recinto del 39 Batallón de la Guardia Nacional, los gobernadores de siete estados —junto con mandos militares y autoridades federales— pusieron sobre la mesa no solo cifras, sino voluntades. Y eso, en estos tiempos de discursos huecos, ya es decir bastante.

David Monreal Ávila, gobernador de Zacatecas, llegó a Nayarit con un mensaje claro: en su estado, los homicidios dolosos han disminuido. No fue un dato suelto, sino una afirmación con respaldo. En un país donde las cifras suelen usarse como anestesia para ocultar la herida, hablar de reducción en homicidios es casi una rareza. “Zacatecas es hoy el estado con mayor reducción en el delito de homicidios dolosos”, dijo con voz firme. ¿Milagro, casualidad o estrategia? Monreal apuesta por lo último.

La reunión no fue un desfile de egos ni un concurso de oratoria política. Participaron las gobernadoras de Aguascalientes y Guanajuato, los mandatarios de Jalisco, Nayarit y Michoacán, así como altos mandos militares de las Regiones V y XII. De Colima acudió el Secretario General de Gobierno. En conjunto, representan una región que comparte no sólo territorio, sino también problemas: crimen organizado, violencia en carreteras, inseguridad en las zonas rurales y una ciudadanía cada vez más harta del “vamos bien”.

Lo que sí quedó claro es que, al menos sobre el papel, hay intención de trabajar en conjunto. Se habló de operativos coordinados, de compartir diagnósticos, de crear mecanismos de cooperación interestatal. Se analizaron los indicadores regionales, se revisaron operativos en curso, y se prometieron nuevas tácticas. Y aunque la palabra “coordinación” ya suena a cliché, en boca de los mandatarios presentes se sintió como una consigna que intenta ganarle terreno a la realidad.

Para Monreal, la reunión fue también un escaparate. Reiteró su respaldo a la estrategia de pacificación nacional impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum. Un mensaje político con doble filo: por un lado, fidelidad al proyecto de nación; por otro, una forma elegante de deslindarse de quienes prefieren mirar hacia otro lado mientras el país arde. La Cuarta Transformación, al menos en materia de seguridad, quiere dejar claro que la dispersión es cosa del pasado.

Miguel Ángel Navarro, anfitrión del encuentro, fue claro: “la unidad entre Gobiernos estatales es fundamental para garantizar entornos seguros y confiables”. Palabras que, si se materializan en acciones, podrían marcar una diferencia significativa en regiones donde las balas y la impunidad siguen dictando el ritmo de vida.

El bloque de Zacatecas no llegó solo. Integrantes de la Mesa Estatal de Construcción de Paz y Seguridad acompañaron al gobernador: el Ejército, la Guardia Nacional, la Fiscalía estatal, el Poder Judicial y la Secretaría de Seguridad Pública. Todos alineados en un frente que —al menos en narrativa— parece más compacto que en años anteriores.

Habrá que ver si estas buenas intenciones se convierten en resultados palpables. Por ahora, los gobernadores ya dieron el primer paso: dejar de jugar al “cada quien con lo suyo” y empezar a tejer una red de seguridad regional. Y en tiempos donde la desconfianza institucional parece moneda corriente, cualquier esfuerzo por romper la inercia merece, por lo menos, ser contado.

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