KICKER
“Asesino estaba drogado: Fiscal de Michoacán
SUMARIO
Proyectó el video del sicario comprando una sudadera blanca, caminando 400 metros entre catrinas y descargando 7 balas de 9 mm; el arma ya había matado antes y el cadáver dio positivo a cristal y marihuana
MARCOS H. VALERIO
“Era un joven de 17 a 19 años”, comentó el fiscal de Michoacán, Carlos Torres Piña frente a las cámaras acomodadas en Palacio de Gobierno. A su lado, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla asentía en silencio.
En la pantalla gigante apareció el rostro borroso del pistolero: Sudadera blanca, gorra negra, tenis desgastados. La necropsia no miente: Huesos en crecimiento, dentadura incompleta. El cuerpo sin reclamar yace en la morgue de Uruapan con siete orificios de entrada y una etiqueta que dice “NN”.
El recorrido fue quirúrgico. A las 19:42 entra a una tienda de la calle Cupatitzio, paga 180 pesos por la sudadera y se la pone encima de la camiseta gris. A las 20:03 cruza el mercado de artesanías, se mezcla con niños disfrazados de calacas. A las 20:09 está a dos metros de Carlos Manzo, que carga a un pequeño esqueleto de cartón.
Siete disparos. Cuatro segundos. El escolta responde y el joven cae sobre las velas. Prueba de rodizonato: positivo. En la sangre: Dio positivo a cristal y marihuana. El arma, una Glock 19, coincide balísticamente con dos ejecuciones de agosto en Paracho.
Torres Piña congeló la imagen en el momento exacto del primer disparo. “Miren los ojos vidriosos, la mandíbula tensa: Estaba volado”, dijo. Luego giró hacia los reporteros: “Necesitamos que alguien lo reconozca. Una madre, un amigo, un profesor. Denuncien anónimamente al 089”.
El gobernador agregó con voz ronca: “Este menor no actuó solo; detrás hay adultos que lo drogaron, lo armaron y lo mandaron a morir. Esos son los que vamos a exhibir”.













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