Por Juan Pablo Ojeda
En una de sus decisiones más firmes desde que asumió la presidencia, Claudia Sheinbaum confirmó la extradición de 26 reos de alto perfil criminal a Estados Unidos, y dejó claro que no fue por presión extranjera, sino por una razón simple y contundente: la seguridad de México.
Durante su conferencia matutina en Palacio Nacional, la mandataria respondió con firmeza ante cuestionamientos sobre la entrega de líderes del crimen organizado al Departamento de Justicia estadounidense. “Son decisiones soberanas”, repitió en varias ocasiones, y subrayó que cada caso fue analizado cuidadosamente por el Consejo Nacional de Seguridad, con base en inteligencia nacional.
“No tiene que ver con una petición, aunque muchos de ellos tienen solicitudes activas. Se trata de proteger a México. Es una decisión pensada, evaluada, tomada aquí, por el gobierno mexicano”, afirmó Sheinbaum.
Aunque el gobierno de EE.UU. solicitó a varios de los extraditados, el proceso no se trató de “obedecer” a Washington, sino de actuar estratégicamente para desarticular estructuras delictivas que aún operan desde prisión o que representan un riesgo latente en el país, explicaron también la Fiscalía General de la República (FGR) y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) en un comunicado conjunto.
Los 26 criminales fueron extraditados bajo protocolos estrictos, respetando sus derechos humanos, el debido proceso y en apego a la Ley de Seguridad Nacional. A cambio, Estados Unidos se comprometió a no aplicar la pena de muerte, requisito indispensable para permitir este tipo de entregas.
Entre los nombres más sonados de esta lista destacan:
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Abigael González Valencia, alias El Cuini, operador financiero y uno de los jefes más poderosos del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
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Servando Gómez Martínez, mejor conocido como La Tuta, exlíder de los Caballeros Templarios.
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Juan Carlos Félix Gastélum, alias El Chavo Félix, yerno de El Mayo Zambada del Cártel de Sinaloa.
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Kevin Gil Acosta y Martín Zazueta, vinculados directamente con la célula criminal de Los Chapitos.
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Además, un perfil internacional: Abdul Karim Conteh, de origen sierraleonés, acusado de tráfico de migrantes.
La operación se llevó a cabo de forma coordinada, desde distintos centros penitenciarios de alta seguridad en México. El gobierno mexicano fue responsable de la custodia, traslado y entrega formal de los reos a las autoridades estadounidenses.
Con esta acción, Sheinbaum manda un mensaje tanto dentro como fuera del país: la estrategia de seguridad sigue, pero bajo sus propios términos. En tiempos donde el crimen organizado y su presencia en territorios clave sigue siendo uno de los mayores retos del Estado mexicano, la extradición de estas figuras es también una apuesta política para mostrar que la nueva administración no se va a quedar de brazos cruzados.
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