Por Juan Pablo Ojeda
La secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez Velázquez, informó desde sus redes sociales que se encuentra en Oaxaca por instrucción directa de la presidenta Claudia Sheinbaum. Su misión: participar en una reunión de trabajo con representantes del magisterio para dar seguimiento a los acuerdos que buscan mejorar la educación de niñas, niños y jóvenes en el estado.
En el encuentro participan también figuras clave del gabinete federal y estatal: Mario Delgado, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP); el gobernador de Oaxaca, Salomón Jara; Martí Batres, director del ISSSTE; Leticia Amaya, representante de instituciones educativas, y el diputado Ricardo Ruiz Suárez. Todos reunidos con un propósito común: atender las exigencias del magisterio y garantizar que los acuerdos alcanzados en meses anteriores empiecen a reflejarse en las aulas.
La presencia de Rosa Icela en Oaxaca no es un gesto aislado. Llega en un contexto donde el gremio magisterial mantiene una postura firme y una historia reciente de movilizaciones, paros y plantones. Desde hace años, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) han exigido mejores condiciones laborales, un aumento salarial real y una reforma profunda al sistema de pensiones.
Los reclamos del magisterio han sido claros: piden un incremento salarial del 100%, argumentando que el 9% anunciado por Sheinbaum en mayo de 2025 apenas compensa la inflación y los costos de vida. También exigen la cancelación de la reforma a la Ley del ISSSTE, aprobada este mismo año, por considerarla injusta con los derechos de jubilación y pensión de los maestros. Además, reclaman la reinstalación de docentes cesados y una revisión integral de las reformas educativas anteriores.
En el último año, las movilizaciones han sido intensas. El Día del Maestro, el 15 de mayo, se convirtió en una fecha de protesta nacional tanto en 2024 como en 2025. Hubo paros, marchas y bloqueos que afectaron a miles de estudiantes. En marzo se realizó un paro de 72 horas y en junio uno de 19 días, con plantones en el Zócalo de la Ciudad de México y bloqueos en las principales carreteras del país.
Ante esta presión, el gobierno federal ha mantenido abiertas las mesas de diálogo. La presidenta Sheinbaum anunció una consulta nacional para redefinir la carrera magisterial y se comprometió a revisar la edad de jubilación, con la posibilidad de reducirla gradualmente. Aun así, el magisterio considera que las medidas son insuficientes y que no se ha dado respuesta de fondo a sus demandas estructurales.
Por eso, la visita de Rosa Icela Rodríguez cobra especial relevancia. Representa el intento del nuevo gobierno federal por reforzar la interlocución directa con las bases magisteriales, un gesto político que busca desactivar tensiones y reconstruir la confianza. Oaxaca, epicentro histórico del movimiento docente, vuelve a ser el punto de partida para una negociación que podría marcar el tono de la relación entre el magisterio y la administración de Sheinbaum.
Mientras se desarrollan las mesas de trabajo, el mensaje es claro: el gobierno quiere mantener el diálogo abierto y evitar que las protestas escalen como en años pasados. Sin embargo, el reto va más allá de atender demandas inmediatas; implica replantear el modelo educativo, las condiciones laborales y la dignificación real del magisterio.
En palabras de una fuente cercana a la reunión, “no se trata solo de resolver un conflicto, sino de construir un nuevo pacto educativo con justicia laboral”. Esa, parece, será una de las pruebas políticas más delicadas para la administración que apenas comienza.















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