Por Juan Pablo Ojeda
El Museo del Louvre sigue en shock tras el robo de ocho joyas de la corona francesa ocurrido el domingo pasado en la Galería de Apolo, valoradas en 88 millones de euros, según informó la fiscal de París, Laure Beccuau.
En declaraciones a RTL, Beccuau calificó el asalto como “extremadamente espectacular” y aseguró que las investigaciones avanzan, con al menos cuatro personas identificadas como los autores del crimen. Además, no descartó que algún miembro del personal del museo pudiera haber colaborado con los ladrones.
El robo, considerado por medios franceses como el del “siglo”, ha generado una fuerte polémica y críticas hacia la dirección del museo y el Ministerio de Cultura, señalados por no haber protegido adecuadamente una de las instituciones más emblemáticas del mundo.
El modus operandi fue rápido y audaz: dos ladrones subieron a la primera planta de la Galería de Apolo utilizando una camioneta con montacargas a la vista de todos, hicieron un boquete en el cristal de una puerta del balcón y reventaron con discos de corte dos vitrinas que contenían joyas de la época de Napoleón y la corona francesa. La operación duró apenas siete minutos y en su huida los delincuentes perdieron la corona de la emperatriz Eugenia de Montijo, que resultó dañada.
El Louvre reabrirá al público este miércoles 22 de octubre, pero la Galería de Apolo permanecerá cerrada por tiempo indefinido, mientras continúan las investigaciones y se refuerzan las medidas de seguridad en el museo.
La fiscal advirtió que los ladrones “jamás obtendrán esa suma considerable” si deciden fundir o desmontar las piezas, subrayando la importancia histórica y cultural de los objetos robados.
El robo ha dejado en evidencia la vulnerabilidad de los museos más icónicos del mundo y encendido un debate sobre la seguridad de nuestro patrimonio histórico.
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