Por Juan Pablo Ojeda
El dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, lanzó un mensaje directo y sin rodeos: México debe asumir un papel activo en la geopolítica de América Latina y convertirse en el mejor aliado de Estados Unidos frente a lo que calificó como dictaduras y narcodictaduras que amenazan la democracia en la región, con especial énfasis en Venezuela.
A través de un posicionamiento difundido en redes sociales, el líder priista afirmó que México no puede mantener una postura ambigua ni guardar silencio ante gobiernos que, aseguró, persiguen, encarcelan y asesinan a opositores políticos. En ese contexto, señaló de manera frontal al régimen encabezado por Nicolás Maduro y sostuvo que el país no debe ser aliado de gobiernos autoritarios con vínculos criminales.
Moreno Cárdenas acusó al gobierno venezolano de haber desconocido la voluntad popular al “robar las elecciones de julio de 2024”, y advirtió que aceptar esos resultados equivale, dijo, a legitimar una dictadura. Para el dirigente tricolor, este no es momento de discursos tibios ni de neutralidad diplomática, sino de definiciones claras y firmes.
Desde su perspectiva, los llamados narcogobiernos representan un riesgo real para la estabilidad política, la seguridad regional y los valores democráticos que han tardado décadas en construirse en América Latina. Por ello, insistió en que México tiene una responsabilidad histórica que no puede evadir.
El líder del PRI sostuvo que guardar silencio ante regímenes autoritarios significa traicionar los principios de libertad, democracia y derechos humanos que México ha defendido, al menos en el discurso, a lo largo de su historia. Recordó que su partido ha condenado tradicionalmente el autoritarismo y cualquier forma de gobierno basada en la represión, el fraude electoral o la violencia política.
Alejandro Moreno también afirmó que el PRI está a favor de que se utilicen los medios necesarios para restituir el orden democrático y constitucional en Venezuela, sin entrar en detalles sobre qué tipo de acciones deberían impulsarse desde la comunidad internacional. El énfasis, dijo, debe estar en recuperar la democracia y no en justificar regímenes que la cancelan.
Con este posicionamiento, el dirigente priista dejó clara la línea política de su partido en política exterior: fortalecer la alianza con Estados Unidos en temas estratégicos de América Latina y asumir un rol más activo en la defensa de la democracia en la región. Para el PRI, concluyó, no hay espacio para la ambigüedad cuando se trata de libertades fundamentales.
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