A escasos días de concluir el 2025, los mercados tradicionales de la Ciudad de México, como La Merced, Jamaica y el emblemático Mercado de Sonora, operan a su máxima capacidad. Miles de capitalinos acuden a estos centros de abasto en busca de los insumos necesarios para realizar los rituales de Nochevieja, una práctica cultural profundamente arraigada que combina la superstición, la fe religiosa y el folclor urbano. La demanda de artículos esotéricos y productos perecederos para la cena marca el pico comercial más alto del año para los locatarios de estas zonas.
El ritual más socorrido sigue siendo el de las 12 uvas, que simbolizan los deseos o propósitos para cada mes del año entrante. Según datos de la Central de Abasto (CEDA), el precio del kilo de uva, tanto la variedad Globo como la Thompson (sin semilla), experimenta un incremento de hasta el 40% en las 48 horas previas al 31 de diciembre debido a la alta demanda. Los comerciantes recomiendan a la población adquirir este fruto con anticipación y refrigerarlo, o buscar alternativas en tianguis locales donde los precios pueden ser más competitivos que en las cadenas de autoservicio.
En el rubro textil, la venta de ropa interior se rige por un código cromático estricto que domina los pasillos de ropa: el rojo para atraer el amor y el amarillo para garantizar el dinero y la prosperidad económica. Este año, los vendedores reportan una tendencia creciente hacia la compra de prendas amarillas, lo que refleja la preocupación de la ciudadanía por la estabilidad financiera de cara a la «cuesta de enero». Se pueden encontrar opciones desde las más económicas en puestos ambulantes hasta lencería de mayor costo en boutiques, pero la creencia popular dicta que la prenda debe ser regalada para que el ritual surta efecto.
Para quienes buscan garantizar la abundancia material, las semillas juegan un papel fundamental. Las lentejas, el arroz y el maíz son los granos más vendidos para realizar el ritual de «las semillas de la abundancia», que consiste en llenar bolsitas o recipientes de vidrio para colocarlos en la entrada de los hogares o traerlos en los bolsillos. En el Mercado de Sonora, los preparados que incluyen «polvo de oro», canela y monedas chinas son los amuletos más solicitados, con precios que oscilan entre los 50 y los 500 pesos, dependiendo de la elaboración y el tamaño del «paquete de la suerte».
El deseo de viajar se materializa en uno de los rituales más dinámicos: salir a dar la vuelta a la manzana con una maleta justo después de las doce campanadas. Aunque no requiere una compra específica, este acto impulsa indirectamente la venta de equipaje en zonas como el Centro Histórico. Sin embargo, los expertos en esoterismo de los mercados sugieren que, para quienes no pueden salir a correr, colocar la maleta cerca de la puerta principal con el pasaporte dentro es una variante válida del ritual para atraer desplazamientos internacionales durante el 2025.
La limpieza energética, o «limpias», es otro servicio con alta demanda en estas fechas. Hierbas como la ruda, el pirul y la albahaca se venden por manojos para realizar baños que, según la creencia, despojan al individuo de las «malas vibras» acumuladas durante el año viejo. Además, la quema de incienso y mirra en los hogares minutos antes de la medianoche es una práctica común para purificar el ambiente y recibir el año nuevo con energía renovada.
El misticismo también se adapta a las tendencias del calendario chino, que en 2025 corresponde al año de la Serpiente de Madera. Esto ha generado la aparición de figuras y velas con la forma de este reptil, asociadas a la sabiduría y la transformación. Los comerciantes han diversificado su oferta incluyendo veladoras aromáticas de colores específicos (verde y azul para este signo) que prometen armonía y salud, ampliando así el catálogo de opciones para los creyentes de diversas corrientes espirituales.
Sociológicamente, estos rituales funcionan como un mecanismo de esperanza y control ante la incertidumbre del futuro. Más allá de su eficacia comprobable, representan un momento de cohesión familiar y una inyección económica vital para el comercio informal y tradicional de la ciudad. Para el consumidor, la recomendación es comparar precios, evitar las aglomeraciones de último momento y verificar la calidad de los productos, especialmente en el caso de alimentos y hierbas, para cerrar el ciclo anual de manera segura.
















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