El alero Kevin Durant marcó un nuevo hito en su carrera al firmar un contrato de dos años por 90 millones de dólares con los Houston Rockets, consolidándose como el jugador con más ingresos acumulados en la historia de la NBA. A sus 37 años, el veterano estrella vuelve al protagonismo con una apuesta que combina legado, liderazgo y una promesa: guiar a una generación joven hacia la élite del baloncesto estadounidense.
El acuerdo, anunciado el 19 de octubre de 2025, incluye una opción de jugador para la temporada 2027-28, lo que le permitirá decidir su futuro una vez concluido el ciclo contractual. Con esta extensión, Durant supera en ganancias totales a LeBron James, alcanzando una cifra cercana a los 600 millones de dólares a lo largo de su carrera.
Durant llega a Houston como la pieza de experiencia que busca equilibrar a una plantilla joven liderada por Jalen Green y Alperen Şengün. Los Rockets, en plena reconstrucción, apuestan a su talento y mentalidad competitiva para acelerar su retorno a los playoffs tras años de altibajos.
El rendimiento reciente del jugador respalda la decisión: en la temporada anterior promedió más de 26 puntos, 6 rebotes y 4 asistencias por juego, manteniendo porcentajes de efectividad superiores al 50 %. Pese a su edad, su capacidad ofensiva y visión de juego lo mantienen como una figura de impacto inmediato.
En redes sociales, la noticia provocó una avalancha de reacciones. Aficionados y analistas revivieron sus mejores momentos con los Thunder, Warriors y Nets, mientras memes y videos destacaban su longevidad deportiva. Frases como “el vampiro eterno” o “KD nunca se apaga” se viralizaron, reflejando la mezcla de admiración y sorpresa por su nuevo capítulo profesional.
El contrato, además de su dimensión económica, tiene un valor simbólico. Durant se convierte en el primer jugador en superar el umbral histórico de medio billón de dólares en ingresos totales, sumando contratos, patrocinios y extensiones. Este logro lo posiciona no solo como una leyenda deportiva, sino también como un referente en la era moderna del negocio deportivo.
Para Houston, la llegada de Durant es una declaración de intenciones. La franquicia busca combinar la energía de sus jóvenes talentos con la experiencia de un campeón de dos anillos, un MVP y uno de los anotadores más prolíficos de la liga. La expectativa es inmediata: alcanzar los playoffs y convertir a los Rockets en contendientes en la Conferencia Oeste.
Sin embargo, la firma no está exenta de dudas. Con 37 años y varias lesiones a lo largo de su carrera, el desafío físico será uno de los factores determinantes para su éxito. Los analistas coinciden en que la gestión de minutos y la planificación médica serán claves para mantenerlo en forma durante la temporada 2025-26.
La NBA observa con atención. El regreso de Kevin Durant a un papel estelar simboliza la vigencia de una generación que se niega a ceder el trono a las nuevas estrellas. Para los Rockets, su incorporación no solo representa un impulso deportivo, sino también un golpe mediático que redefine las expectativas de la franquicia.
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