Por Bruno Cortés
Ir a una plaza comercial en México se ha vuelto, para muchos, una experiencia con costo oculto. No basta con pagar el café, el súper o la ropa: al final del recorrido aparece el cobro del estacionamiento, incluso cuando el consumo fue mínimo. Bajo esa lógica, el diputado Luis Orlando Quiroga Treviño, del Partido Verde, presentó una iniciativa que busca cambiar esa práctica y ponerle un freno desde la ley.
La propuesta plantea modificar el artículo 7 de la Ley Federal de Protección al Consumidor para obligar a los proveedores a garantizar el uso gratuito del estacionamiento durante al menos las primeras dos horas a las y los consumidores. En palabras simples, si una persona va a una plaza, entra a un negocio y consume, no debería pagar por dejar su coche en ese tiempo inicial. Además, la iniciativa quiere dejar claro que condicionar el acceso a bienes y servicios al pago del estacionamiento debe considerarse una práctica abusiva.
El argumento central es que el estacionamiento no es un lujo, sino un servicio accesorio al consumo. Para muchas personas, especialmente adultos mayores, personas con movilidad reducida o quienes viven en zonas sin transporte público eficiente, el automóvil es la única forma de acceder a bienes y servicios básicos. Cobrar por estacionarse, señala el legislador, termina siendo una carga desproporcionada que encarece artificialmente el consumo cotidiano.
La iniciativa, que ya fue turnada a la Comisión de Economía, Comercio y Competitividad de la Cámara de Diputados, reconoce que tampoco se trata de cargar toda la responsabilidad a los dueños de las plazas comerciales. Prohibir por completo el cobro del estacionamiento podría representar un golpe excesivo para los proveedores. Por eso, la propuesta busca un punto medio: horas obligatorias de estacionamiento gratuito, siempre que exista un consumo dentro de la plaza.
El contexto no es menor. De acuerdo con datos de la Asociación Mexicana de Plazas Comerciales, en el país existen más de 900 centros comerciales y en la mayoría el estacionamiento se cobra como un servicio adicional. Incluso, en algunos estados se han detectado prácticas irregulares, como la alteración de máquinas o relojes para incrementar el cobro. Frente a ese panorama, la iniciativa sostiene que el marco legal actual deja a las y los consumidores prácticamente indefensos ante tarifas desreguladas y condiciones impuestas unilateralmente.
Desde la óptica del diputado Quiroga Treviño, la ley hoy protege más al proveedor que al consumidor, lo que genera una relación desigual. La ciudadanía termina pagando por un servicio indispensable para poder consumir, sin reglas claras que limiten abusos. Por eso, insiste, garantizar un mínimo de estacionamiento gratuito no solo es una medida de justicia cotidiana, sino una forma de equilibrar la balanza entre quien vende y quien compra.
El debate ahora está en manos del Congreso. Si la iniciativa avanza, ir a la plaza podría dejar de sentirse como una carrera contra el reloj del estacionamiento y convertirse, al menos durante las primeras dos horas, en un derecho básico ligado al consumo.















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