Diputada busca que el gobierno le meta mínimo 5% del presupuesto de salud

Por Bruno Cortés

 

Si te has sentido cansado, triste sin razón o simplemente abrumado por la vida, no estás solo. Cada vez más personas en México atraviesan por problemas de salud mental, pero encontrar ayuda profesional sigue siendo complicado. ¿Por qué? En parte porque el gobierno no le destina suficiente dinero al tema. Y ahí es donde entra la diputada Liliana Ortiz Pérez, del PAN, que quiere cambiar eso de raíz.

La propuesta de Ortiz es sencilla pero poderosa: que el gobierno no pueda destinar menos del 5% del presupuesto de salud al tema de salud mental, y que cada año esa cantidad no sea menor a la del año anterior. O sea, que no se le pueda recortar ni un solo peso, pase lo que pase. Actualmente, se calcula que menos del 2% del dinero de salud se usa en salud mental, lo que, según la diputada, es una completa negligencia para un país donde cada vez hay más casos de depresión, ansiedad, suicidios y otras condiciones que afectan a millones.

Lo que busca esta iniciativa es amarrar al gobierno, tanto al federal como a los estatales, para que se pongan las pilas con la atención psicológica y psiquiátrica, y que dejen de ver estos servicios como un lujo o una ocurrencia. También quiere que haya más psicólogos en los centros de salud, no solo en hospitales psiquiátricos, y que las terapias no se limiten a pastillas. Se trata de ir al fondo, de prevenir en lugar de solo parchar.

La iniciativa propone una estrategia nacional contra el suicidio, con enfoque de derechos humanos y énfasis en los grupos que más lo necesitan, como jóvenes, niños, personas neurodivergentes y quienes han sido víctimas de violencia. Además, se plantea recolectar datos claros sobre cómo se está atendiendo la salud mental en México, para saber qué funciona, qué no, y cómo mejorar.

Ortiz también quiere que las Secretarías de Salud y de Educación Pública, junto con los gobiernos estatales, capaciten al personal médico para que entiendan mejor cómo ayudar a quienes enfrentan estas condiciones. Porque si un médico general no sabe detectar un caso de depresión o ansiedad, ese paciente se va a ir a casa igual o peor, y sin tratamiento.

Y todo esto no es solo buena intención: está respaldado por una realidad alarmante. En México, muchas personas no reciben atención porque no hay psicólogos en su comunidad, o porque el sistema solo ofrece medicamentos y no terapias. El modelo actual es anticuado y deja fuera a millones.

La iniciativa ya está en la Comisión de Salud, donde se discutirá en los próximos meses. Si se aprueba, podría ser un paso gigante para cambiar la forma en que se entiende y se atiende la salud mental en el país. Porque como dice la diputada: no se trata solo de sobrevivir, se trata de vivir bien, y eso también empieza en la cabeza.

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