El ataque a Manzo y el silencio que aplaude

De la Ficción a la Realidad

Un Mensaje de Control

Con Tlatelolco TV / Nacho Arellano

Ciudad de México, lunes 3 de noviembre de 2025.- La noche del sábado 1 de noviembre en Uruapan, Michoacán, tenía todos los elementos de una postal mexicana: el Festival de Velas, el centro histórico iluminado, la gente congregada. Pero en un instante, la postal se rajó. Las detonaciones de arma de fuego que intentaron acallar al alcalde Carlos Manzo no eran solo balas; eran un mensaje. Un mensaje de control, dirigido no solo a un edil crítico, sino a todo aquel que ose desafiar la narrativa única del poder.

Lo ocurrido en Uruapan trasciende por completo el hecho delictivo común. Es el síntoma más grave de la descomposición de un sistema que, parapetado en la bandera de la transformación, ha normalizado la violencia política. Cuando el poder no tolera la crítica, la palabra se agota. Y cuando la palabra se agota, aparecen las balas. El atentado contra Manzo no es un episodio aislado; es la expresión más nítida de un patrón que se repite con aterradora frecuencia: la eliminación sistemática de los incómodos.

El Patrón: una Geografía del Miedo

Las cifras, frías y elocuentes, pintan un mapa de la impunidad y la saña política:

· *Más de 40 alcaldes y ex alcaldes han sido víctimas de atentados o amenazas en lo que va del año.

· *Cinco de ellos fueron asesinados entre julio y octubre de 2025 en Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Zacatecas y el mismo Michoacán.

· *El 80% de estos casos duermen en el cajón del olvido de fiscalías estatales que, por acción u omisión, rara vez esclarecen los hechos.

Este no es un fenómeno aleatorio. Los especialistas y las evidencias apuntan a que la violencia se concentra con precisión quirúrgica en municipios gobernados por partidos ajenos a Morena, o donde, como en el caso de Manzo, los alcaldes han alzado la voz para denunciar la ineficacia de la estrategia de seguridad y los pactos tácitos con los grupos delictivos que campan a sus anchas.

Carlos Manzo no era un hombre anónimo. Era un referente incómodo. Su delito fue su independencia, su cercanía con la ciudadanía y su valor para señalar las irregularidades en la distribución de recursos y la manipulación política de los programas sociales. En la lógica perversa de este nuevo régimen, esa postura no es disenso legítimo; es una afrenta que debe ser castigada.

La Ausencia Calculada y el Mensaje Final

Mientras los escoltas del alcalde repelían la agresión a tiros, la seguridad federal, una vez más, brilló por su ausencia en una de las zonas más golpeadas por el crimen y el abandono institucional. Esta ausencia no es casual; es sintomática. Es el sello de una estrategia que prefiere el control territorial a través de la coerción —explícita o tácita— antes que mediante el Estado de Derecho.

La advertencia está dada y es cristalina: en el México de la Cuarta Transformación, quien incomoda al poder pone en riesgo su vida. Si la clase política opositora o crítica no goza de las garantías mínimas para ejercer su mandato, ¿qué le espera al ciudadano de a pie? ¿Qué resguardo tiene el periodista, el activista o el simple votante que piensa distinto?

México se enfrenta hoy a una peligrosa frontera: la que divide la democracia del miedo. La transformación prometida no puede, no debe, construirse sobre cimientos de miedo y sangre. Silenciar la voz de la crítica no es el camino de un proyecto progresista; es el primer y más ominoso paso hacia la tiranía.

Es imperativo que la sociedad civil, los medios de comunicación libres y los organismos internacionales pongan una lupa sobre este patrón de agresiones. El mensaje de control lanzado en Uruapan no puede quedar sin respuesta. Nuestra respuesta debe ser una sola: más democracia, más crítica y la firme decisión de no permitir que la ficción de un Estado fallido se convierta en nuestra realidad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *