Por Juan Pablo Ojeda
El expresidente y actual mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó una dura advertencia contra su homólogo ruso, Vladímir Putin, al acusarlo de escalar la violencia en Ucrania y asegurar que “está jugando con fuego”.
A través de su red social Truth Social, Trump sostuvo que el líder del Kremlin no comprende que, de no ser por él, “a Rusia ya le habrían ocurrido muchísimas cosas malas, y quiero decir MUY MALAS”, en referencia a su supuesto rol como contención durante su mandato anterior. Las declaraciones llegan luego de los recientes bombardeos masivos de Rusia sobre territorio ucraniano, que Trump condenó públicamente el pasado domingo.
Aunque ha presumido en varias ocasiones su “muy buena relación” con Putin, el expresidente republicano no escatimó en críticas. “Se ha vuelto completamente loco”, dijo tajante, en un tono mucho más directo que en meses anteriores, donde había abogado por un enfoque de reconciliación hacia Moscú.
Trump también amenazó con nuevas sanciones contra Rusia si Putin insiste en su negativa a detener los ataques. Advirtió que, de continuar con la intención de invadir toda Ucrania, lo único que logrará será “la caída de Rusia”.
Desde su regreso al poder en enero, Trump ha tratado de posicionarse como un mediador clave para lograr un acuerdo de paz entre Kiev y Moscú, aunque ha sido criticado por su aparente desdén hacia el presidente ucraniano Volodímir Zelenski. Sin embargo, en las últimas semanas ha modificado su postura con una retórica más dura hacia Putin y una mayor presión diplomática para buscar un cese al fuego.
El mensaje político es claro: mientras Trump presume una supuesta influencia sobre Putin, marca distancia de la violencia actual para reforzar su narrativa de liderazgo fuerte frente a conflictos globales. En medio de una contienda electoral intensa en EE. UU. y un conflicto que no da tregua en Europa del Este, la figura de Trump vuelve a colocarse en el centro del tablero geopolítico.
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