Por Juan Pablo Ojeda
La Presidencia de Francia restó importancia este lunes a un gesto de interpretación ambigua protagonizado por Brigitte Macron hacia su esposo, el presidente Emmanuel Macron, justo al momento de aterrizar en Vietnam como parte de una visita oficial.
La escena, grabada por cámaras que cubren el viaje presidencial, muestra a Brigitte llevando sus manos al rostro de su marido al abrirse la puerta del avión oficial. El presidente, visiblemente sorprendido, gira parcialmente ante el contacto, se percata de la apertura de la escotilla y lanza una sonrisa acompañada de un saludo, en lo que parecía una maniobra para disimular el inesperado momento.
La secuencia se viralizó rápidamente en redes sociales, especialmente en cuentas críticas con el mandatario francés. Algunos interpretaron el gesto como un reproche o una señal de tensión entre la pareja presidencial. Sin embargo, el Palacio del Elíseo salió al paso para desmentir esas versiones.
Inicialmente, fuentes oficiales intentaron desacreditar la grabación al sugerir que las imágenes habían sido manipuladas digitalmente. No obstante, tras la presión de los reporteros que viajaban con el jefe de Estado, el Elíseo tuvo que rectificar. En una segunda declaración, afirmó que se trató de “un momento de complicidad con bromas entre esposos”, que ocurrió en lo que ambos creían un instante privado antes del protocolo oficial.
🇫🇷🇻🇳 INSOLITE – Arrivée mouvementée pour Emmanuel Macron au Vietnam. pic.twitter.com/L64WQECUFr
— AlertesInfos (@AlertesInfos) May 25, 2025
El equipo de comunicación del presidente atribuyó los ataques mediáticos al «círculo habitual prorruso» que busca “desacreditar la figura de Macron en el ámbito internacional”, justo en un momento en que Francia refuerza su papel diplomático en Asia.
La comitiva presidencial fue recibida por autoridades vietnamitas tras descender del avión, dando inicio formal a una serie de encuentros bilaterales centrados en cooperación tecnológica, comercio y diplomacia climática.
Este episodio, aunque trivial, se suma a una serie de microescándalos de imagen pública que han acompañado a Emmanuel Macron durante sus giras internacionales, y que sus detractores no han dudado en utilizar como herramienta de desgaste político.















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