Un estudio sugiere que las sobrevivientes de cáncer de mama podrían tener menor riesgo de Alzheimer

Un nuevo estudio realizado por la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Seúl sugiere que las mujeres que han sobrevivido al cáncer de mama podrían tener una probabilidad ligeramente menor de desarrollar la enfermedad de Alzheimer, en comparación con quienes no han padecido este tipo de cáncer. Aunque el cáncer rara vez se asocia con beneficios para la salud, esta investigación plantea una posible conexión que abre nuevas líneas de estudio sobre la relación entre tratamientos oncológicos y enfermedades neurodegenerativas.

El estudio, publicado en la revista JAMA Network Open, analizó los datos de más de 70,000 supervivientes de cáncer de mama y los comparó con los de un grupo de control sin antecedentes de cáncer durante un seguimiento promedio de 7.3 años. Los resultados mostraron que las pacientes que habían superado el cáncer de mama presentaron un 8% menos de riesgo de desarrollar demencia, especialmente en los primeros cinco años después del tratamiento. La mayor reducción del riesgo se observó en las pacientes que recibieron radioterapia, con un descenso de hasta el 23% en la probabilidad de desarrollar Alzheimer.

Los investigadores tomaron en cuenta múltiples factores que podrían influir en el riesgo de demencia, como la edad, el nivel socioeconómico, la ubicación geográfica, el índice de masa corporal, enfermedades previas como diabetes, hipertensión o colesterol alto, y hábitos como el tabaquismo, el consumo de alcohol y la actividad física. Al controlar estas variables, la asociación entre el cáncer de mama y un menor riesgo de Alzheimer se mantuvo.

Este hallazgo resulta particularmente interesante porque contrasta con investigaciones previas que relacionan los tratamientos oncológicos, especialmente la quimioterapia, con problemas cognitivos transitorios conocidos como “quimiocerebro”. Este fenómeno se caracteriza por dificultades leves en la memoria y la concentración durante o después del tratamiento, pero se considera diferente al deterioro progresivo que provoca el Alzheimer.

Según los autores, existe evidencia preliminar de que algunos medicamentos utilizados en el tratamiento del cáncer de mama podrían reducir la formación de proteínas beta-amiloide y tau en el cerebro, dos de las principales marcas patológicas del Alzheimer. Además, se planteó la hipótesis de que la radiación podría disminuir los niveles de inflamación corporal y cerebral, lo que a su vez podría ralentizar la acumulación de beta-amiloide y retrasar la aparición de los síntomas del Alzheimer.

No obstante, la comunidad científica ha pedido cautela ante estos resultados. La Dra. Maria C. Carrillo, directora científica y de asuntos médicos de la Asociación de Alzheimer de Chicago, advirtió que no deben sacarse conclusiones precipitadas, ya que estudios anteriores han arrojado resultados contradictorios: algunos sugieren que los sobrevivientes de cáncer tienen menor riesgo de Alzheimer, mientras que otros indican lo contrario. Carrillo subrayó la necesidad de realizar investigaciones más extensas y con poblaciones más diversas para confirmar estos hallazgos.

El equipo de investigadores también reconoció las limitaciones de su estudio, como la falta de información detallada sobre el estadio del cáncer, las dosis específicas de radiación, y la posibilidad de que se haya subestimado el número de casos de Alzheimer. Además, el periodo de seguimiento fue relativamente corto para una enfermedad como el Alzheimer, que puede desarrollarse lentamente a lo largo de décadas.

A pesar de estas limitaciones, los expertos coinciden en que los pacientes con cáncer de mama deben seguir tomando medidas para reducir los factores de riesgo modificables de la demencia, como controlar la diabetes, evitar el tabaquismo y mantener una vida físicamente activa, además de recibir su tratamiento oncológico estándar.

Este estudio aporta un nuevo enfoque a la compleja relación entre el cáncer, sus tratamientos y las enfermedades neurodegenerativas, y podría inspirar futuras investigaciones para comprender mejor los mecanismos biológicos que subyacen a esta posible conexión.

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