Por Juan Pablo Ojeda
Cada vez que abres tu red social favorita, buscas un lugar para comer en internet o simplemente respondes un correo, estás dejando una marca. Esa marca se llama huella digital, y aunque no la veas, te acompaña a todos lados. Es como una sombra virtual que revela mucho más de ti de lo que imaginas: tus gustos, tus opiniones, tus contactos y hasta dónde estás parado.
Y sí, todo eso puede ser usado en tu contra… o a tu favor.
La empresa de ciberseguridad Avast lo explica con claridad: cualquier acción que haces en línea —aceptar cookies, dar clic en un anuncio, registrarte en una app o comentar una foto— queda registrada. Esa información, que muchas veces ni notamos que estamos compartiendo, puede terminar en bases de datos que se usan para mostrarte publicidad, venderte productos o incluso descartar tu perfil para un empleo.
Lo bueno y lo no tan bueno
Hay que ser justos: no todo es negativo. Tu huella digital puede ayudarte a tener recomendaciones más precisas, ahorrar tiempo con accesos automáticos o encontrar productos que realmente te interesan. El problema es que, cuando no la controlas, tu privacidad se vuelve vulnerable.
Lo preocupante es que, una vez que algo se publica o se registra en internet, eliminarlo por completo es muy difícil. Y si cae en manos equivocadas, puede abrir la puerta al robo de identidad, al acoso o al fraude.
¿Qué puedes hacer al respecto?
El primer paso es saber qué información hay allá afuera sobre ti. Búscate en Google, en redes sociales y en plataformas de personas. Verás que aparecen más cosas de las que recordabas haber publicado. Si encuentras sitios que muestran tu dirección, tu edad o tu número telefónico sin tu permiso, puedes pedir que borren esa información. Muchos sitios están obligados a hacerlo.
Después, es hora de hacer limpieza:
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Cierra cuentas viejas que ya no usas.
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Borra publicaciones antiguas que ya no te representan.
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Revisa tus configuraciones de privacidad.
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Elimina cookies e historial de navegación en tus dispositivos.
Todo esto reduce tu exposición y limita la cantidad de datos que circulan sobre ti sin tu control.
Cuida lo que compartes
Una huella digital sana empieza con hábitos digitales más conscientes. Piensa dos veces antes de publicar un chiste que podría malinterpretarse o compartir fotos que involucran a otras personas sin su permiso. Lo que hoy parece inofensivo, mañana puede volverse viral por las razones equivocadas.
En resumen, tu huella digital no es algo que puedas evitar, pero sí puedes decidir qué tan clara o borrosa quieres que sea. Con un poco de atención y sentido común, puedes mantenerte protegido en el mundo digital sin dejar de disfrutarlo.
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