Por Juan Pablo Ojeda
En un nuevo capítulo de las fricciones entre México y Estados Unidos, el presidente Donald Trump ha puesto en la mira al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), acusando al gobierno mexicano de violar acuerdos bilaterales al trasladar los vuelos de carga del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) a esta terminal en 2023. Anunciadas el 19 de julio de 2025, las medidas de represalia de la administración Trump incluyen restricciones a las aerolíneas mexicanas, como la obligación de presentar horarios de vuelo para su aprobación previa en Estados Unidos y la posible revocación del estatus antimonopolio de la alianza entre Delta y Aeroméxico. Este conflicto, que revive tensiones de la era de Andrés Manuel López Obrador, amenaza con impactar el comercio aéreo y las relaciones bilaterales, justo cuando México busca consolidar su sistema aeroportuario bajo el liderazgo de Claudia Sheinbaum.
El origen del conflicto radica en la decisión del gobierno de López Obrador de prohibir los vuelos de carga en el AICM, una medida implementada en febrero de 2023 mediante un decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF). Este decreto dio a los operadores de carga, incluidos los estadounidenses, 108 días hábiles para reubicar sus operaciones al AIFA, ubicado en Zumpango, Estado de México, a 44 km del centro de la Ciudad de México. La Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) justificó la medida como parte de una estrategia para descongestionar el AICM, reducir tiempos en pista en un 22%, mejorar la eficiencia en filtros de seguridad en un 69% y disminuir esperas en migración en un 83%. Además, el AIFA se ha convertido en el principal hub de carga del país, pasando de 18 a 47 aerolíneas de carga y manejando 843 mil toneladas entre febrero de 2023 y julio de 2025.
Sin embargo, el Departamento de Transporte de Estados Unidos (DOT), liderado por el secretario Sean Duffy, considera que México incumplió el Acuerdo de Transporte Aéreo de 2015 al revocar franjas horarias (slots) de manera unilateral y forzar a las aerolíneas estadounidenses a operar desde el AIFA, lo que generó pérdidas millonarias por mayores costos logísticos y condiciones operativas insuficientes. El DOT exige que México revierta estas medidas o enfrentará restricciones, como la denegación de nuevas solicitudes de vuelos a Estados Unidos y la revisión de vuelos chárter. En redes sociales, como X, usuarios han señalado que el enojo de Trump podría estar motivado por intereses comerciales o incluso por sospechas de actividades ilícitas, dado que el AIFA está bajo control de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), lo que despierta especulaciones sobre una vigilancia más estricta en comparación con el AICM.
La respuesta del gobierno mexicano, encabezado por Sheinbaum, ha sido firme pero conciliadora. La SICT argumenta que el traslado al AIFA fortaleció la seguridad aeronáutica y la competitividad del sistema aeroportuario del Valle de México, y se comprometió a trabajar con aerolíneas, autoridades extranjeras y organismos internacionales para mitigar el impacto. No obstante, la oposición mexicana, liderada por el PAN, ha aprovechado el escándalo para criticar la gestión del AIFA, calificándolo de “elefante blanco” y acusando al gobierno de Morena de improvisación en su política aeroportuaria. Analistas como Raymundo Tenorio han señalado que el AIFA, inaugurado en marzo de 2022 como una obra insignia de López Obrador, sigue sin convencer a detractores por su capacidad para aliviar la saturación del AICM, que maneja 46.2 millones de pasajeros anuales.
El conflicto trasciende lo técnico y se enmarca en un contexto de creciente proteccionismo estadounidense. Trump, quien ha impuesto aranceles al acero, autopartes y tomates mexicanos, utiliza el tema del AIFA como parte de una narrativa de presión comercial contra México, su principal socio comercial. La amenaza de desmantelar la alianza Delta-Aeroméxico, vigente desde 2017, podría limitar la coordinación de precios y rutas, afectando a los consumidores de ambos países. Además, el caso reaviva el debate sobre la militarización de proyectos civiles en México, ya que el AIFA es administrado por la Sedena, lo que genera críticas sobre la transparencia y la influencia militar en la infraestructura.
El futuro del AIFA y las relaciones aéreas entre México y Estados Unidos dependerá de las negociaciones en curso. México recuperó la categoría 1 de seguridad aérea en septiembre de 2023, lo que permitió a sus aerolíneas operar libremente en Estados Unidos, pero las nuevas restricciones de Trump podrían revertir este avance. Mientras tanto, el AIFA continúa consolidándose como hub de carga, con aerolíneas como AeroUnion, Mas Air y Awesome Cargo operando desde sus instalaciones. Sin embargo, la falta de una conexión completa con el Tren Suburbano (prevista para julio de 2025) y las certificaciones pendientes limitan su potencial. En un escenario donde la política y los intereses comerciales se entrelazan, el AIFA se convierte en un símbolo de las tensiones entre el nacionalismo mexicano y el proteccionismo estadounidense. ¿Podrá Sheinbaum desactivar esta crisis sin ceder soberanía? El tiempo lo dirá.
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