Por Juan Pablo Ojeda
La tragedia ocurrida en Galveston, Texas, cruzó de inmediato la frontera política y humana. La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo expresó sus condolencias a los familiares y personas cercanas a las víctimas del desplome de una avioneta de la Secretaría de Marina, un hecho que dejó cinco personas fallecidas, dos sobrevivientes y una más aún en calidad de desaparecida.
Desde Palacio Nacional, la mandataria subrayó que el Gobierno de México ha estado atento desde el primer momento. Explicó que el secretario de Marina mantiene coordinación directa con la Secretaría de Relaciones Exteriores y que también se recibió apoyo inmediato de autoridades estadounidenses para atender la emergencia. Sheinbaum fue clara en señalar que todavía no se pueden adelantar conclusiones sobre las causas del accidente, ya que se está a la espera del análisis de la caja negra de la aeronave.
Durante su mensaje, la presidenta hizo énfasis en un aspecto que da dimensión al impacto de este suceso: la tripulación no estaba conformada únicamente por personal naval. A bordo viajaban también médicos y personal de enfermería, lo que refleja el carácter humanitario de la misión. La aeronave, un King Air 350i, realizaba un traslado médico coordinado con la Fundación Michou y Mau, organización reconocida por su trabajo con niñas y niños que han sufrido quemaduras graves.
El vuelo había salido de Mérida, Yucatán, con destino a Estados Unidos, transportando a un paciente, personal médico, una acompañante y elementos de la Marina. De acuerdo con los registros de vuelo, la avioneta perdió contacto minutos antes de caer en la bahía de Galveston. Este detalle es clave para la investigación que ya se realiza de manera conjunta entre autoridades mexicanas y estadounidenses.
Aunque de manera extraoficial circuló una lista con los nombres de las personas que viajaban a bordo, el gobierno mexicano ha insistido en que la información oficial se dará a conocer únicamente cuando concluya el proceso de identificación y se notifique formalmente a las familias, una práctica que busca evitar confusiones y respetar a los afectados.
Tras el accidente, se desplegó un amplio operativo binacional de búsqueda y rescate en el que participan la Guardia Costera de Estados Unidos, autoridades estatales de Texas y corporaciones locales, con apoyo de buzos, drones y patrullas marítimas. Las labores continúan, particularmente en la búsqueda de la persona reportada como desaparecida.
Uno de los rescates fue realizado por un navegante local que, al acudir al sitio del impacto, logró salvar a una mujer atrapada dentro del fuselaje. El testimonio da cuenta de la rapidez con la que civiles y autoridades reaccionaron ante la emergencia.
A los mensajes de condolencias se sumaron la Secretaría de Relaciones Exteriores, que brinda acompañamiento consular a las familias desde Houston, así como el embajador de Estados Unidos en México y la propia Fundación Michou y Mau. Mientras avanzan las investigaciones, el caso vuelve a poner en el centro la dimensión humana de las misiones de la Marina y la coordinación entre gobiernos ante tragedias que no entienden de fronteras.













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