Por Juan Pablo Ojeda
Este jueves 7 de agosto, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo lanzó una crítica frontal contra la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), luego de que la Segunda Sala amparara al exconsejero presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello, en el caso por una polémica grabación telefónica donde se burla de un líder indígena.
Desde su tradicional conferencia matutina en Palacio Nacional, Sheinbaum no se guardó nada y calificó el fallo como un acto que «promueve el racismo», asegurando que esta decisión “cierra el ciclo” de la actual Corte con una mancha profunda.
“Cierra su ciclo con el racismo, con una acción que promueve el racismo”, declaró, visiblemente molesta, al tiempo que volvió a reproducir en vivo el audio que desató la controversia en 2015, cuando Córdova, entonces consejero del INE, fue captado imitando de forma burlesca la forma de hablar de un representante indígena.
La mandataria señaló que aunque los ministros justificaron el fallo como una protección al honor del exfuncionario, “lo cierto es que era un servidor público en su momento”, y que ese tipo de conductas deben señalarse abiertamente, incluso en los libros de texto, para enseñar a las nuevas generaciones que el racismo y el clasismo no tienen cabida en México.
“No puede haber en nuestro país ni racismo, ni clasismo, ni cualquier forma de discriminación”, subrayó, dejando claro que este tema va más allá del derecho individual y toca el fondo del debate sobre el tipo de funcionarios que deben representar al Estado.
La resolución de la Corte ordena que la Secretaría de Educación Pública (SEP) retire de los libros de texto referencias que usaban el caso de Córdova como ejemplo de discriminación, al considerar que eso vulnera su honor y reputación.
Para Sheinbaum, esto representa una incoherencia de la SCJN, la cual —dijo— ya se ha caracterizado por «liberar delincuentes, usurpar funciones del Poder Legislativo», y ahora cierra su ciclo defendiendo un acto de burla hacia pueblos indígenas.
Esta nueva confrontación entre el Ejecutivo y el Poder Judicial ocurre en medio de un clima tenso, marcado por los debates sobre una posible reforma judicial, el papel de los ministros, y la lucha contra la corrupción y la impunidad.
Claudia Sheinbaum dejó claro que su gobierno no va a dejar pasar este tipo de decisiones sin señalarlas públicamente. “Una autoridad que representa una institución pública no debe nunca dirigirse a otra persona con discriminación, y menos de forma burlona y ofensiva», concluyó.
El mensaje fue claro: la presidenta no está dispuesta a suavizar su discurso cuando se trata de defender principios clave de su gobierno como la inclusión, el respeto y la lucha contra el racismo estructural.
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