Por Juan Pablo Ojeda
La elección del Poder Judicial apenas terminó y ya se avecina otro capítulo importante en la política mexicana: una nueva reforma electoral, ahora bajo el sello de la presidenta Claudia Sheinbaum. Lo que se anunció como parte de sus “100 puntos” de gobierno empieza a tomar forma, y Morena ya se está preparando para meterle mano al sistema electoral a partir del 1 de septiembre, cuando arranque el siguiente año legislativo.
Así lo confirmó Ricardo Monreal, coordinador de los diputados de Morena, quien desde San Lázaro respaldó por completo a la presidenta. Dijo que no es algo raro, porque desde hace más de 30 años, cada sexenio ha tenido su respectiva reforma electoral. Pero dejó claro que no habrá periodo extraordinario; la discusión arrancará en otoño. “Estamos listos, pero será hasta el próximo 1 de septiembre”, dijo con tono firme.
Todo esto viene después de que el INE, en una movida muy polémica, anulara votos en más de 800 casillas de la elección judicial. Según la presidenta, eso no les correspondía, porque es trabajo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Desde el Salón Tesorería de Palacio Nacional, Sheinbaum no se guardó nada: acusó a las consejeras y consejeros del INE de haberse “extralimitado” en sus funciones.
Y el tema va más allá de los votos anulados. La presidenta también lanzó una crítica directa a los costos del instituto: 8 mil millones de pesos le costó al país la elección reciente, algo que, a su juicio, ya no es sostenible. De ahí que se esté planteando reducir el presupuesto del INE, recortar los recursos a los partidos políticos y —como cereza del pastel— eliminar a los legisladores plurinominales, esos que llegan al Congreso sin ganar una elección directa.
Ricardo Monreal no se quedó atrás. Acusó que el INE ha estado actuando con parcialidad, que se mueve “por capricho” y que la crítica de la presidenta es, según él, más que justificada. No dio nombres, pero dejó claro que hay consejeras y consejeros que, desde su punto de vista, ya cruzaron la línea de su rol institucional.
La reforma electoral ya era una promesa desde el sexenio de López Obrador, pero fue la única de sus 20 grandes iniciativas que no logró dictaminarse. Ahora, con Sheinbaum ya en funciones, y con una mayoría de Morena y aliados en el Congreso, parece que esa deuda política se va a saldar.
Todavía no se conocen los detalles completos del proyecto, pero lo que ya suena fuerte es: reducir el dinero a partidos, recortar al INE, quitar pluris y ajustar las reglas del juego electoral. Y todo esto llegará justo cuando el país se esté preparando para las elecciones intermedias y locales de 2027, lo cual sin duda generará un debate candente sobre el equilibrio democrático y el poder del árbitro electoral.
Así que prepárense: el tablero electoral se va a mover, y lo que está en juego no es poco. Lo que pase a partir de septiembre puede cambiar por completo cómo se elige y cómo se gobierna en México.
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