Por Juan Pablo Ojeda
El emblemático rancho “El Paraíso”, que alguna vez perteneció al narcotraficante Édgar Valdez Villarreal, alias “La Barbie”, será transformado por el Gobierno de Morelos en un espacio para la educación y la salud, con el objetivo de resignificar un inmueble ligado por años a la delincuencia organizada.
La gobernadora de Morelos, Margarita González Saravia, confirmó durante su participación en la Caravana del Pueblo en Alpuyeca que el rancho, ubicado en el municipio de Xochitepec y con una extensión de 2.5 hectáreas, se convertirá en una extensión del Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario No. 194 (CBTA 194), así como en sede del Instituto de Medicina Tradicional de México.
“Vamos a transformar este espacio en un centro para el conocimiento, la salud y el desarrollo de los jóvenes. De la opulencia del narcotráfico pasamos a la dignidad de la educación y la medicina ancestral”, expresó González Saravia.
Educación y salud en un espacio recuperado
La iniciativa forma parte de una política de recuperación de bienes confiscados a la delincuencia organizada para fines sociales. El rancho “El Paraíso”, anteriormente símbolo de ostentación y poder ilícito, pasará a formar parte del sistema educativo estatal como un centro de formación técnica y agropecuaria para jóvenes de la región.
Además, el espacio albergará el Instituto de Medicina Tradicional de México, cuyo objetivo será promover y preservar los conocimientos ancestrales de salud practicados por comunidades indígenas y rurales del país. El instituto ofrecerá atención médica basada en prácticas tradicionales, programas de capacitación e investigación.
Reivindicación de espacios marcados por el crimen
Este proyecto busca convertir un inmueble de la delincuencia organizada en un símbolo de reconstrucción social y justicia educativa. Diversos sectores sociales han expresado su respaldo a esta medida, considerándola una forma de devolver estos bienes a la comunidad con un propósito positivo.
La reconversión del rancho también se alinea con la estrategia estatal para fortalecer la infraestructura educativa en Morelos, particularmente en zonas rurales y marginadas.
Con este paso, el gobierno estatal pretende dar un ejemplo de cómo los recursos incautados pueden contribuir al bienestar colectivo, apostando por la educación, la cultura y la salud como herramientas de transformación social.
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