Por Bruno Cortés
La política no solo se aprende en las urnas ni se improvisa desde la tribuna. Y eso lo tiene clarísimo la diputada Teresa Ginez Serrano, del PAN, quien acaba de inaugurar en la Cámara de Diputados la Incubadora Legislativa “Mujeres en Acción”, un proyecto pensado para que mujeres mexiquenses no solo participen en política, sino que lo hagan bien preparadas, con herramientas reales y experiencia práctica.
Durante dos días —29 y 30 de mayo—, mujeres del Estado de México estarán en el corazón del Congreso recibiendo talleres, charlas y simulacros parlamentarios impartidos por síndicas, regidoras y funcionarios que ya han recorrido ese camino. No es un curso más. Es, como dijo la diputada, una manera realista de conocer el día a día legislativo y, sobre todo, entender cómo se toman las decisiones que impactan la vida de millones.
¿Por qué solo mujeres? Porque, como lo explicó Ginez Serrano, ya no basta con decir que se abren espacios; hay que asegurar que las mujeres estén listas para ocuparlos con fuerza, conocimiento y convicción. La lucha por la igualdad de género no se gana solo con escaños, sino con preparación. “De nada sirve abrir puertas si no sabemos cómo cruzarlas y qué hacer del otro lado”, dijo con claridad.
La presidenta municipal de Huixquilucan, Romina Contreras, también estuvo presente y puso el dedo en un punto clave: sí, hay paridad en la Cámara de Diputados, pero en los gobiernos municipales las cosas siguen desbalanceadas. Solo el 29.5% de las presidencias municipales en México están ocupadas por mujeres. Y si no hay reglas claras, esa cifra no se moverá pronto. Por eso pidió legislar para empujar la equidad también desde lo local.
Desde el PAN estatal, Leticia Zepeda Martínez lanzó otro mensaje fuerte: la paridad no sirve si los programas para mujeres no tienen presupuesto real. Tener mujeres en el Congreso o en un ayuntamiento es importante, pero si no hay recursos para atender temas como salud, justicia o violencia de género, todo queda en discurso.
Y es que sí, las cifras de representación mejoran, pero no se traducen automáticamente en condiciones de vida más justas para las mujeres. Hace falta voluntad política, pero también técnica y recursos.
El evento no fue solo de discursos. También se sembró una idea poderosa: que este espacio se convierta en una red de acompañamiento entre mujeres que buscan transformar la política desde lo local hasta lo federal. Como dijo Pablo Fernández de Cevallos, coordinador de los diputados locales mexiquenses: “el poder femenino es un poder transformador, y el país necesita más que nunca ciudadanas capacitadas y comprometidas”.
Este tipo de incubadoras, más allá del nombre técnico, son un recordatorio de que la política también puede ser escuela, comunidad y motor de cambio. Y que formar liderazgos femeninos no es una cuota, es una estrategia necesaria para construir un país más justo y representativo.
Porque cuando una mujer entra a la política bien preparada, no entra sola: abre el camino para muchas más.
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