Por Bruno Cortés
En un momento clave para el país, con elecciones a la vuelta de la esquina y la seguridad como una de las principales preocupaciones, el Congreso y el Gobierno federal están tratando de cerrar filas. Esta semana, el diputado Ricardo Monreal Ávila, presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), salió a hablar sin rodeos tras una reunión con el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch. Según Monreal, la plática fue de las que ya no se ven mucho en política: “franca, sincera y directa”.
Y es que el tema no era menor. Se tocaron desde los recientes operativos contra el crimen organizado, pasando por los homicidios de colaboradores cercanos a Clara Brugada, hasta el refuerzo de la seguridad en los estados más calientes rumbo al 1 de junio, como Veracruz y Durango. Harfuch, en su estilo directo, aseguró que todos los cuestionamientos fueron respondidos sin rodeos, dejando claro que hay voluntad de trabajar con todos los partidos para afinar las nuevas leyes de seguridad que se están cocinando en el Congreso.
Sobre los asesinatos recientes en CDMX, el secretario fue cuidadoso pero firme: no hay relación con otros casos como el atentado contra él mismo o contra el periodista Ciro Gómez Leyva, pero se está colaborando con la Fiscalía y no se va a permitir que el crimen quede impune. Prometió resultados, aunque tarden, porque lo importante —dijo— es que las investigaciones sean serias y den frutos.
Además, se habló de golpes importantes al crimen organizado. Harfuch puso cifras sobre la mesa: más de 21 mil detenciones, 11 mil armas incautadas, más de 915 laboratorios clandestinos destruidos y un récord histórico de cocaína asegurada en altamar. El secretario no se anduvo con rodeos: “Estas incautaciones no solo afectan el negocio criminal, también impiden que sigan comprando armas, corrompiendo autoridades o reclutando jóvenes”.
Y no dejó pasar la oportunidad para reconocer al Ejército y la Marina, que han estado al frente de estas acciones. Recordó el caso de “El Perris” —un líder criminal relacionado con el “culiacanazo”—, abatido recientemente en un operativo en Sinaloa. Dos militares resultaron heridos, pero están fuera de peligro. “Fue un acto heroico”, dijo Harfuch.
Sobre las leyes que vienen, dejó en claro que nadie va a tener acceso libre a bases de datos ni a información privada, todo tiene que pasar por el Ministerio Público. Pero, para que no haya dudas ni sospechas, se acordó establecer mesas de trabajo donde participen todos los grupos parlamentarios. Esto es clave, porque se trata de reformas que podrían redefinir el papel de las fuerzas de seguridad y los métodos de investigación.
Finalmente, con las elecciones a la vuelta de la esquina, el secretario explicó que ya hay un gran despliegue de la Guardia Nacional en los estados con mayor riesgo. Solo en Veracruz hay 3 mil 500 elementos, y en Durango otros 2 mil 500. La instrucción es clara: garantizar el proceso electoral sin represión, pero con firmeza ante cualquier intento de violencia.
En resumen, el mensaje fue doble: de un lado, el Congreso abre el diálogo para garantizar que las leyes de seguridad no se aprueben a ciegas; del otro, el Gobierno asegura que está dando resultados concretos en la lucha contra el crimen. Monreal y Harfuch se muestran en sintonía, y aunque el camino es complicado, al menos hay una señal de coordinación en tiempos donde la confianza ciudadana está bajo la lupa.
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