Una abrumadora mayoría de mujeres solteras —cerca del 79 %— afirma que puede detectar actitudes de masculinidad tóxica antes de la tercera cita, según el más reciente informe Singles in America de Match, en el que participaron más de 75,000 estadounidenses. Además, casi siete de cada diez creen que la distancia emocional entre hombres y mujeres está aumentando, en un entorno marcado tanto por el auge de nuevos roles como por la caída de ciertos estereotipos de género.
Este fenómeno tiene varias vertientes. Por un lado, el debilitado modelo de masculinidad dominante —definido por comportamientos como la necesidad de dominio, la agresividad o el rechazo de emociones— deja de resultar atraído en el nuevo paisaje de las relaciones. Por otro, el progreso económico de las mujeres y el auge de la soltería como una elección están ayudando a descartar más rápido a aquellas parejas que muestran actitudes tóxicas en las primeras citas. Esto revela una dinámica más exigente pero también más consciente en el amor moderno.
De acuerdo con el informe, las mujeres están valorando más que antes cualidades como la amabilidad y la empatía en sus futuros compañeros. Al 34 % de las solteras así lo manifiesta. Por el contrario, están cansadas de que muchos hombres creen que están en busca de alguien que las provea económicamente cuando en realidad están más interesadas en encontrar una conexión emocional genuina. Por parte de ellos, también están vivenciando ciertos estigmas: el 33 % cree que las mujeres presuponen que ellos están ahí solo para tener relaciones sin compromiso, y el 25 % se sienten injustamente categorizados como sujetos que huyen de cualquier relación estable.
Este debate tiene varias vertientes. Según la doctora Wendy Walsh, de DatingAdvice, el auge de movimientos como #MeToo ayudó a visibilizar actitudes problemáticas pero también propició una especie de “contraofensiva” en las relaciones. Esto deja lugar tanto a una mayor prevención en las mujeres como a una confusión en muchos hombres, que creen que están siendo vistos como “tóxicos” simplemente por expresar una masculinidad tradicional pero no dañina. Por eso, la doctora pone énfasis en que “hay que tener cuidado con el sobrediagnóstico; no todo comportamiento masculino es tóxico; a veces simplemente es masculino”. Aun así, también advierte que determinados rasgos, como el narcisismo, están más presentes en ellos y están íntimamente relacionados con actitudes de masculinidad tóxica.
Pero el amor continúa vivo. Aun en un entorno marcado tanto por el cansancio emocional como por nuevos parámetros de relacionarse, el 60 % de las personas creen en el amor a primera vista —un incremento importante en comparación con el 34 % de 2014—, el 73 % creen en el amor para siempre y siete de cada diez creen en el destino en las relaciones. Según el doctor Justin Garcia, del Instituto Kinsey, “la búsqueda del amor ha cambiado radicalmente, pero la necesidad humana de conexión no ha desaparecido”. La amabilidad y la empatía están apareciendo así como nuevos pilares de una masculinidad más madura y más sana.
Además, el informe revela que casi la mitad de los solteros en la cuarentena tiene relaciones al menos una vez al mes y que el 93 % considera la compatibilidad sexual como un elemento importante en una relación. Según la doctora Amanda Gesselman, en esta etapa de la vida están más centrados en lo que necesitan y están más dispuestos a dejar atrás lo que no reciben. Aun así, el cansancio emocional también deja huella: el 47 % se siente “quemado” en el mundo de las citas y el 54 % cree que el entorno actual es emocionalmente agotador.
Frente a esto, los expertos creen que el camino no es eliminar las diferencias de género, sino encontrar en ellas una fuente de riqueza en lugar de una amenaza. Según Wendy Walsh, “pretender que tu marido o tu marido en potencia piense y sienta como tu mejor amiga es poco realista. Hay diferencias en el cerebro de hombres y mujeres, pero con curiosidad y empatía podemos dejar atrás el enfrentamiento y encontrar en esas diferencias una fuente de complementariedad”. Al final, el deseo de amar y sentirse amado continúa vivo en todos, más allá de los estereotipos.
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