Por Bruno Cortés
Con un tono firme pero conciliador, la nueva presidenta de la Cámara de Diputados, Kenia López Rabadán, dejó claro que su objetivo es darle un nuevo rostro a San Lázaro: uno de amabilidad, acuerdos y búsqueda de resultados concretos para los mexicanos. En entrevista con medios, la panista señaló que la ciudadanía ya está cansada de ver pleitos, gritos y escenas en el pleno; lo que quieren son medicinas, seguridad, carreteras seguras y un Congreso que trabaje para la gente.
López Rabadán reconoció que su elección es un triunfo de la ley y de la pluralidad. Subrayó que lo que destrabó el acuerdo político fue la apertura al diálogo, y que su compromiso es ser una presidenta institucional, es decir, actuar con apego a la legalidad y con respeto a todos los grupos parlamentarios, sin importar si son mayoría o minoría.
Con 28 años de carrera parlamentaria, recordó que siempre ha sido una debatiente fuerte, defendiendo sus convicciones con firmeza. Sin embargo, ahora asegura que el protagonismo no debe recaer en la Mesa Directiva, sino en el debate, en las propuestas y en la búsqueda de la verdad. Por eso prometió no quitarle el micrófono a ningún legislador, recordando que cada uno representa a millones de mexicanos y merece ser escuchado.
La diputada insistió en que su sello será la legalidad, el respeto y el entendimiento mutuo. En su paso como vicepresidenta de la Mesa Directiva, dijo, ya demostró que puede conducir la Cámara con institucionalidad y sin sesgos partidistas, y ahora, como presidenta, se compromete a honrar esa misma línea.
Kenia López agradeció la amplia mayoría que respaldó su elección y reconoció que el proceso no fue sencillo, pues la negociación entre fuerzas políticas tomó tiempo y requirió voluntad de todas las bancadas. Aun así, celebró que el resultado enviara un mensaje positivo de unidad y madurez política al país.
Para la nueva presidenta, el reto es mayúsculo: convertir a la Cámara de Diputados en un espacio que deje de lado el espectáculo y se concentre en entregar resultados a la ciudadanía. Y aunque los desacuerdos seguirán siendo parte del día a día legislativo, su apuesta es que prevalezca el respeto, el honor y la legalidad.
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