Por Juan Pablo Ojeda
Durante su conferencia matutina de este jueves, la presidenta Claudia Sheinbaum respondió directamente a los rumores que han circulado en medios y círculos financieros sobre la posible salida de Iberdrola de México. Fue clara: no hay razón para que la empresa española se retire del país, incluso si se concreta la venta de sus plantas eléctricas.
“No existe falta de seguridad jurídica. Hay reglas claras para participar en el sector energético”, afirmó la presidenta ante la prensa, subrayando que su gobierno no está en contra de la inversión privada, siempre y cuando esta respete el marco legal vigente.
El tema surgió a raíz de las declaraciones de analistas que sugieren que Iberdrola, una de las compañías líderes en generación eléctrica a nivel mundial, estaría valorando su salida de México ante un presunto ambiente adverso para las inversiones extranjeras. Sin embargo, Sheinbaum negó categóricamente que existan condiciones que lo justifiquen.
La mandataria federal aprovechó para hablar del tema de fondo: las sociedades de autoabasto, figura legal que permitió durante décadas que empresas generaran electricidad entre “socios”, en realidad funcionando como una red privada de comercialización de energía. “Las sociedades de autoabasto son ilegales”, recalcó, y agregó que una gran parte de la generación de Iberdrola en México operaba bajo este esquema.
Sheinbaum explicó que esta figura viene desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, cuando se introdujeron reformas que permitieron crear estos modelos “a través de excepciones” en la ley. Sin embargo, puntualizó que desde el gobierno de Enrique Peña Nieto ya se había establecido que estas prácticas no estaban permitidas, aunque no se actuó para detenerlas.
Con ello, la presidenta dejó en claro que el marco legal actual busca ordenar el sector energético, no ahuyentar inversiones. La diferencia, dijo, es que ahora se exige cumplimiento estricto de la ley y una participación que no vulnere al Estado ni distorsione el mercado eléctrico.
La venta de plantas de Iberdrola al Estado mexicano —iniciada en el sexenio anterior— sigue su curso, y Sheinbaum no la ve como una señal de huida, sino como parte de un reacomodo estratégico. “Las inversiones privadas pueden continuar, pero deben ajustarse a las reglas”, insistió.
En resumen, la presidenta quiso enviar un mensaje claro tanto a los inversionistas como a la opinión pública: en México hay espacio para la inversión privada, pero no para la ilegalidad disfrazada de innovación energética. Iberdrola no se va, porque —según el gobierno— ahora se juega con reglas claras.
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