Por Juan Pablo Ojeda
La tensión volvió a encenderse entre el Gobierno federal y los sectores transportista y agrícola, luego de que sus dirigentes confirmaran que el paro nacional con bloqueos carreteros previsto para el próximo 24 de noviembre sigue en pie, a pesar de los esfuerzos de conciliación.
Durante la conferencia matutina, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo aseguró que su administración mantiene mesas de diálogo abiertas con los líderes de ambas organizaciones, encabezadas por la titular de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, y el secretario de Agricultura, Julio Berdegué Sacristán. Ambas dependencias, dijo, ofrecerán información más detallada sobre los avances en las próximas horas.
“Hay diálogo y seguirá habiendo. Gobernación dará información”, afirmó la mandataria, insistiendo en que existe disposición para llegar a acuerdos antes del lunes.
Sin embargo, los convocantes al paro nacional reiteraron que no suspenderán la movilización hasta recibir compromisos concretos y verificables. Su advertencia es clara:
el lunes se cerrarían autopistas federales, carreteras interestatales y accesos clave a zonas metropolitanas, lo que podría paralizar el transporte de mercancías, el abasto alimentario y la movilidad de millones.
Presión creciente y exigencias acumuladas
Los dirigentes transportistas y del campo aseguran que atraviesan una crisis estructural que lleva años sin resolverse.
Entre sus exigencias se encuentran:
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Contener el alza del diésel, que golpea directamente sus costos operativos.
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Revisar las nuevas reglas fiscales, que consideran “lesivas” para pequeños y medianos productores.
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Acceso real a apoyos y créditos que reactiven la producción agrícola y fortalezcan al sector transporte.
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Seguridad en carreteras y zonas rurales, ante el incremento de asaltos, extorsiones y control territorial del crimen organizado.
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Agilizar trámites en Sader y en la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes.
Los representantes del movimiento han insistido en que las mesas previas “no sirvieron de nada” porque los funcionarios enviados “no tenían capacidad de decisión”.
Riesgo de un bloqueo histórico
Con el reloj avanzando y la falta de acuerdos visibles, crece el riesgo de que el paro del lunes se convierta en uno de los bloqueos carreteros más grandes de los últimos años, con repercusiones económicas inmediatas.
“Nos están ahogando y nadie nos escucha”, dijo uno de los líderes transportistas, reflejando el ánimo de un sector que acusa abandono institucional, inseguridad y falta de apoyo.
Mientras tanto, el Gobierno apuesta por las negociaciones de última hora para evitar un choque que podría impactar al país entero justo al arranque de la temporada alta de fin de año.














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