Una nueva variante del SARS-CoV-2 está ganando terreno a nivel global y trae consigo un síntoma particularmente molesto: un dolor de garganta tan agudo que algunos pacientes lo describen como sentir «navajas al tragar». La cepa NB.1.8.1, detectada inicialmente en China y clasificada por la OMS como «bajo monitoreo», ya representa el 37% de los casos diagnosticados en Estados Unidos entre mayo y junio de 2025, acercándose rápidamente a la predominante Ómicron LP.8.1 (38%), según datos de los CDC.
Síntomas distintivos y preocupación global
Los reportes de médicos en California y Nueva York coinciden en que esta subvariante parece provocar con mayor frecuencia:
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Dolor de garganta severo (apodado «garganta afilada» por su característica punzante)
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Tos persistente
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Congestión nasal
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Fatiga
Aunque estos síntomas coinciden en gran medida con los de variantes anteriores, la intensidad del dolor faríngeo y la duración de la tos están llamando la atención de los especialistas. El Dr. Tyler B. Evans, experto en enfermedades infecciosas, aclara que no hay evidencia de que esta cepa sea más peligrosa, pero advierte que «en pacientes no vacunados o inmunodeprimidos, puede progresar a dificultad respiratoria».
La NB.1.8.1 pasó de ser casi indetectable en abril a representar el 10.7% de los casos globales en mayo, según la OMS. Su crecimiento coincide con la disminución de LP.8.1, que dominó con el 70% de los contagios en abril pero ahora compite casi de igual a igual. Esta rápida dispersión ha llevado a reforzar la vigilancia genómica en países como Reino Unido y Australia, donde ya se reportan casos.
Recomendaciones clave
Ante la circulación de esta nueva variante, las autoridades sanitarias insisten en:
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Refuerzos vacunales, especialmente para grupos de riesgo.
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Uso de mascarillas en espacios cerrados si hay síntomas.
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Pruebas tempranas para diferenciar entre covid-19, influenza y alergias estacionales.
Mientras los científicos evalúan si NB.1.8.1 evade más la inmunidad, su síntoma emblemático —ese dolor de garganta cortante— se ha convertido en una señal de alerta para buscar diagnóstico oportuno. Como en oleadas anteriores, la vigilancia comunitaria y las medidas básicas siguen siendo la mejor defensa.
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