Por Juan Pablo Ojeda
Desde su celda en Estados Unidos, el exsecretario de Seguridad Pública de México, Genaro García Luna, ha vuelto a aparecer en el radar mediático, pero esta vez no por una audiencia ni por nuevos cargos, sino por una denuncia formal sobre las condiciones que vive en prisión. A través de sus abogados, García Luna asegura que ha sido sometido a trato excesivo y degradante, al punto de afectar seriamente su salud y su derecho a la defensa legal.
Según documentos difundidos por el periodista Arturo Ángel, el equipo legal del exfuncionario acusa que su cliente ha sido forzado a comer sin cubiertos, no ha podido bañarse, ha bajado 14 kilos de peso, y —quizás lo más delicado— no ha tenido acceso a sus documentos legales ni a comunicación regular con sus abogados.
“Tras docenas de intentos fallidos y sin respuesta, finalmente pudimos hablar con el Sr. García Luna por primera vez desde enero de 2025”, se lee en el comunicado firmado por sus representantes. Denuncian también que, aunque han solicitado múltiples llamadas desde el 31 de julio, ninguna se ha concretado, y que desde su salida del Centro de Detención Metropolitano en Brooklyn, en diciembre de 2024, no ha recibido ningún material legal.
Este aislamiento legal podría significar una grave violación a su derecho a una defensa adecuada, especialmente considerando que García Luna aún no ha sido sentenciado. Recordemos que fue declarado culpable en febrero de 2023 por cinco cargos relacionados con narcotráfico y corrupción, pero su sentencia ha sido pospuesta en múltiples ocasiones, mientras continúan las apelaciones y procedimientos judiciales en su contra.
El caso de García Luna, pieza clave en el sexenio de Felipe Calderón, ha sido uno de los más emblemáticos y polémicos en la relación México–Estados Unidos en temas de seguridad. Ahora, este nuevo capítulo pone el foco en las condiciones carcelarias del sistema estadounidense y en cómo podrían estar influyendo en el proceso judicial de una figura que conoce como pocos los entresijos del combate al narcotráfico… y sus complicidades.
Deja una respuesta