Por Juan Pablo Ojeda
En México, cada vez más personas son víctimas de extorsión. No importa si tienes un negocio pequeño, un taller, una tienda o simplemente vives en una colonia conflictiva: las llamadas amenazantes, los cobros por “protección” o el miedo a represalias ya son parte de la vida diaria de millones. El delito ha crecido 27.7% en los últimos años y, aunque el gobierno reconoce el problema, las soluciones hasta ahora no han logrado frenar esta violencia silenciosa.
José Mario de la Garza, presidente de la organización civil Perteneces A.C., no se anda con rodeos: “El Estado no investiga, no protege, no repara y no previene. Las víctimas están solas”. Así de claro. A pesar de los discursos oficiales y las reformas legales anunciadas, el abogado denuncia que las autoridades están más preocupadas por cambiar leyes en el papel que por enfrentar la realidad en las calles.
Una de esas propuestas es la que impulsa ahora la presidenta Claudia Sheinbaum, quien anunció que enviará al Congreso una iniciativa para que la extorsión sea perseguida de oficio y se considere un delito grave. Es decir, que las autoridades puedan investigar sin que la víctima tenga que presentar una denuncia formal. Suena bien, pero ¿de verdad sirve?
Para De la Garza, ese tipo de cambios —aunque positivos en apariencia— no tocan el fondo del problema. ¿Por qué? Porque las fiscalías no tienen capacidad operativa, muchas policías están infiltradas por el crimen organizado y el sistema de justicia está rebasado. En sus palabras, son medidas de “maquillaje punitivo”, que se repiten una y otra vez como si fueran la gran solución, pero que en el fondo no cambian nada.
Este fenómeno tiene nombre, dice el activista: “el eterno gatopardo mexicano”. Todo cambia… para que todo siga igual. Se endurecen las penas, se modifican los códigos, pero las víctimas siguen enfrentando amenazas, extorsión telefónica, cobros ilegales y violencia. Y si se atreven a denunciar, se topan con un sistema que no les ofrece protección.
La extorsión creció 27.7% en los sexenios de AMLO y Sheinbaum. Miles de víctimas viven bajo amenaza sin protección real. Y ahora nos dicen que el plan es… cambiar la ley. Otra vez. Perseguir de oficio. Convertirla en delito grave. ¿De verdad creen que el problema es el tipo… pic.twitter.com/TGXy7gKWma
— José Mario (@JoseMarioMX) July 9, 2025
Desde el gobierno federal se insiste en que sí hay avances. La presidenta Sheinbaum, por ejemplo, lanzó el pasado domingo una nueva Estrategia Nacional contra la Extorsión. Anunció la activación de una línea anónima, el 089, donde cualquier persona podrá reportar intentos de extorsión sin dar su nombre. La idea es que estas denuncias sean canalizadas a unidades especiales que antes investigaban delitos como el secuestro.
Aunque se reconoce que la extorsión es el único delito que no ha bajado en esta administración, la mandataria aseguró que ahora sí se trabajará en serio para enfrentarla. Pero para muchos ciudadanos y especialistas como De la Garza, eso no basta. “No se combate la extorsión con discursos”, dice. “Se combate con inteligencia, con cuerpos de seguridad confiables y con fiscalías funcionales”.
Al final, más allá de las leyes y los anuncios, lo que la gente quiere es algo simple: poder vivir sin miedo.
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