Por Bruno Cortés
No es ciencia ficción ni una nueva serie de Netflix: lo que está pasando en el Congreso sí tiene que ver con que el gobierno pueda ver dónde estás, con quién hablas y hasta cómo eres físicamente. Y lo más preocupante —según el PAN— es que ya no se trata de un espionaje “oculto” como en los viejos tiempos, sino de hacerlo legal, abierto y con todas las letras.
Así lo dijo el diputado Elías Lixa Abimerhi, coordinador del PAN en San Lázaro, quien acusó que el periodo extraordinario de sesiones se está usando para armar un combo de reformas que permitirían al gobierno controlar, vigilar y almacenar los datos personales de todos los ciudadanos, sin que medie una orden judicial y sin que nadie supervise.
El arranque, cuenta Lixa, fue con la reforma a la Guardia Nacional, que ahora podría pedir a las empresas de telecomunicaciones los datos de cualquier persona. Luego siguió la reforma a la ley de inteligencia, que plantea una base de datos biométricos —huellas, rostro, voz, iris, y más— sin candados claros. Y el plato fuerte vino con la modificación a la Ley General de Población, que integra una nueva CURP “cargada” de información personal obligatoria, aunque el gobierno diga que es opcional. Spoiler: si no la tienes, no podrías hacer ningún trámite público.
En pocas palabras, la idea sería armar un expediente digital de cada ciudadano, que las autoridades podrían revisar sin necesidad de autorización judicial. Todo esto en nombre de la seguridad, claro. El problema, según los panistas, es que la historia reciente en México muestra que no se espía a criminales, sino a periodistas, activistas y opositores. Y con estas nuevas reglas, hacerlo será más fácil y “legal”.
Además, acusan que Morena y sus aliados se negaron a aprobar una reforma del PAN que proponía penas más duras a funcionarios que ayuden al crimen organizado. Lixa lo dijo claro: “Por algo será que tienen tanta urgencia en quedarse con todos nuestros datos”.
Pero el tema no se queda en lo legal. También está el riesgo digital. El diputado Alfonso Ruvalcaba advirtió que integrar todos estos datos personales en una plataforma como Llave MX, sin protocolos de seguridad fuertes, podría exponer a millones a robo de identidad o manipulación de su información desde cualquier parte del mundo.
En paralelo, el diputado Miguel Monraz alertó sobre otro frente: el control de medios de comunicación, acusando que algunas de las reformas también buscan instalar mecanismos de censura previa, aunque algunos artículos ya se lograron eliminar gracias a la presión de legisladores y sociedad civil.
Como si no bastara, también se habló de una denuncia penal que presentó el PAN contra el gobierno federal, por presunto narcolavado relacionado con la empresa Vector y Alfonso Romo, exjefe de la Oficina de la Presidencia. Y por si quedaban dudas de que el ambiente está caldeado, también se lanzaron críticas al nombramiento de Hugo López-Gatell como representante ante la OMS, al que calificaron de insulto para las familias de víctimas del Covid y niños con cáncer.
En resumen, lo que se juega en este periodo extraordinario del Congreso no es una simple ley más. Según la oposición, es la libertad, la privacidad y el control de la información de millones de mexicanas y mexicanos. Y si no se entiende la dimensión de lo que se está aprobando, advierten, cada día será más difícil saber hasta dónde puede llegar el gobierno en tu vida.
Como diría Lixa: “ni López Obrador se había atrevido a tanto”.
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