Por Bruno Cortés
En San Lázaro se respira tensión, pero también cierto aire de optimismo. El diputado Elías Lixa Abimerhi, coordinador de la bancada del PAN, aseguró que los jaloneos por la conformación de la nueva Mesa Directiva de la Cámara de Diputados podrían resolverse en cuestión de horas o días. Y aunque a primera vista esto suena a un asunto lejano para la ciudadanía, en realidad tiene un impacto directo: sin una Mesa Directiva definida, la Cámara no puede arrancar con normalidad sus trabajos legislativos, lo que significa que se detienen las discusiones y votaciones de leyes que afectan a todos.
Lixa explicó que las conversaciones entre los distintos partidos han sido constantes y que, pese a lo que se había dicho en trascendidos, las posturas no son tan rígidas como parecían. En palabras simples: los coordinadores parlamentarios se han sentado a negociar y poco a poco se van acercando. Para que la Mesa Directiva quede instalada, se necesitan dos terceras partes de los votos del Pleno, un requisito que obliga a los partidos a llegar a consensos. No es algo que se resuelva por mayoría simple, como pasa con otros temas, sino que exige acuerdos amplios.
El panista dijo que tiene confianza en que el resultado llegue pronto, incluso podría votarse en el mismo día o, a más tardar, en el transcurso de la semana. “Lo importante”, subrayó, es que se logre con diálogo respetuoso y que se dé certeza a la Cámara de Diputados, que en este momento funge como el corazón de las decisiones políticas y económicas del país.
Lo que está en juego no es menor. La Mesa Directiva es la que organiza el trabajo legislativo, conduce las sesiones y garantiza que las iniciativas avancen o se detengan en el Pleno. Sin ella, el Congreso queda en una especie de pausa. Por eso la insistencia de Lixa en que urge llegar a un acuerdo: mientras los partidos discuten, se frenan reformas laborales, cambios en políticas públicas o decisiones clave para el presupuesto federal.
El mensaje del coordinador del PAN apunta a mandar tranquilidad: hay diálogo, hay negociación y, con algo de suerte, pronto habrá acuerdo. Para la gente de a pie, esto significa que la Cámara podrá ponerse en marcha y seguir con los temas que sí impactan en la vida cotidiana: salarios, programas sociales, seguridad y reglas para las empresas.
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