El solsticio de verano 2025: la cita cósmica con el día más largo del año

Este 20 de junio de 2025, a las 19:42 horas (tiempo del centro de México), tendrá lugar el solsticio de verano, un evento astronómico que no solo marca el inicio oficial de la estación más cálida del año, sino también el día con más horas de luz solar. En esta fecha, el hemisferio norte se inclina al máximo hacia el Sol, lo que hace que su trayectoria diaria por el cielo sea más amplia y prolongada. El resultado: una jornada extensa y luminosa, ideal para disfrutar al aire libre o simplemente contemplar el cielo.

En la Ciudad de México, por ejemplo, el Sol saldrá alrededor de las 5:59 de la mañana y se ocultará a las 19:17 horas, sumando más de 13 horas de luz natural. Esto es consecuencia directa de la inclinación del eje terrestre, de aproximadamente 23.5 grados, y de su movimiento de traslación alrededor del Sol. Durante el solsticio, nuestro planeta se encuentra en una posición tal que el Sol alcanza su declinación máxima hacia el norte del ecuador celeste. Contrario a la creencia popular, la Tierra no está más cerca del Sol en esta época; de hecho, se encuentra más alejada que en enero, cuando ocurre el perihelio.

El fenómeno tiene implicaciones más allá de la astronomía. En muchas culturas del mundo, y especialmente en Mesoamérica, el solsticio de verano ha sido históricamente una fecha cargada de simbolismo y ritualidad. Antiguas civilizaciones como los mayas, mexicas y zapotecas observaban el cielo con una precisión impresionante, registrando los solsticios para organizar sus calendarios agrícolas y religiosos. Sitios arqueológicos como Chichén Itzá, Dzibilchaltún, Xochicalco y la propia Tenochtitlan muestran alineaciones arquitectónicas que responden al recorrido solar en fechas clave como esta.

Aún hoy, comunidades indígenas celebran el solsticio con ceremonias que incluyen danzas, ofrendas y rituales dedicados al fuego, el Sol y otros elementos naturales. Estas tradiciones perviven como una forma de conexión con la Tierra y con el ciclo vital que marca el paso del tiempo. Al mismo tiempo, el creciente interés por la ciencia y la astronomía ha impulsado nuevas formas de celebrar el evento, como caminatas, talleres y observaciones astronómicas abiertas al público.

Desde la biología hasta la energía, los efectos del solsticio de verano son notables. Muchas especies ajustan sus ritmos circadianos, alimentación y reproducción en función de la luz solar, y los humanos también sentimos sus efectos. Aprovechar la luz natural no solo ayuda a reducir el consumo energético, sino que también influye en nuestro estado de ánimo y salud general.

En un mundo cada vez más desconectado de los ciclos naturales, el solsticio de verano representa una oportunidad para reconectarnos con el cielo, con la historia y con nosotros mismos. Más allá de ser un dato astronómico, es un recordatorio vivo de que la Tierra se mueve, que las estaciones cambian y que seguimos danzando —como nuestros ancestros— al ritmo de un cosmos que aún guarda sus propios misterios.

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