Por Bruno Cortés
Algo se está moviendo en las canchas… pero no precisamente con un balón. Esta vez, la jugada se dio en el Congreso, donde la Comisión del Deporte, presidida por la diputada Paola Longoria (Movimiento Ciudadano), se reunió con directivos de equipos de la Liga Expansión para hablar de un tema que lleva años calentando la banca: el regreso del ascenso y descenso en el fútbol mexicano.
Sí, ese sistema donde los equipos podían ganarse su lugar en la Primera División a base de resultados —y no solo de chequera—, y que desapareció en 2020 por decisión de la Federación Mexicana de Futbol (FMF). Desde entonces, muchos equipos y jugadores se han quedado con las ganas de subir de categoría, sin importar qué tan bien jueguen. Y eso, según los clubes y ahora también varios legisladores, está matando la esencia del deporte.
Longoria fue clara: no se puede limitar a un futbolista talentoso a quedarse en segunda solo porque el sistema no permite avanzar. Es injusto para los jugadores, para los equipos que sí están invirtiendo y formando talento, y para los aficionados que sueñan con ver a su equipo dar el salto grande. “Le estás quitando competencia a la liga”, dijo, y no le falta razón. Sin presión desde abajo, ¿qué tan motivados están los de arriba?
El tema no es solo deportivo. También toca lo social y lo económico. La falta de ascenso corta de raíz oportunidades para miles de jóvenes en todo el país, especialmente en comunidades donde el fútbol es uno de los pocos caminos reales para salir adelante. En palabras de Longoria, se trata de abrirle paso a los niños y niñas que sueñan con llegar a primera, no de ponerles un tope invisible solo porque alguien en la cúpula lo decidió.
Y ojo, que esto no es una guerra. La diputada dejó claro que quieren escuchar también a la Federación Mexicana de Futbol, para entender por qué se tomó esa decisión en su momento y buscar una solución conjunta. Ya le notificaron al presidente de la FMF que las puertas de la Comisión están abiertas. El plan es sentar a todos en la misma mesa, como buenos jugadores, y ver si se puede llegar a un acuerdo.
Todo esto cobra más importancia si recordamos que México será sede del Mundial en 2026. Y aunque los estadios se llenen, la pregunta es: ¿qué fútbol vamos a mostrarle al mundo si no hay competencia real ni caminos para el ascenso del talento?
En resumen, el Congreso ya entró al terreno de juego, y esta vez parece que el gol que buscan es devolverle al fútbol mexicano un poco de justicia, emoción y meritocracia. Porque en el deporte —como en la vida— lo justo es que el que se la parte en la cancha tenga la oportunidad de subir.
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