¿Cuánto ejercicio necesitas al día para no ser sedentario? Esto dice la ciencia

¿Basta con ir una hora al gimnasio para dejar de ser sedentario? Aunque parezca contradictorio, la respuesta es no. La ciencia ha demostrado que no basta con cumplir una rutina de ejercicio puntual si el resto del día se pasa sentado o inactivo. Lo fundamental es adoptar un estilo de vida activo a lo largo de toda la jornada.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una persona adulta necesita al menos 150 a 300 minutos de actividad física moderada por semana, o 75 a 150 minutos de actividad intensa, complementados con ejercicios de fuerza muscular al menos dos veces por semana. Esto equivale a unos 30 minutos al día de ejercicio moderado, como caminar rápido, andar en bicicleta o bailar.

Sin embargo, la clave está en no limitar el movimiento a una sola sesión diaria. Así lo explica la doctora Diana Díaz-Rizzolo, investigadora de la Universidad de Columbia y profesora en la Universitat Oberta de Catalunya, quien señala que una persona que entrena una hora al día puede seguir siendo sedentaria si permanece inactiva el resto del tiempo. Es aquí donde entra el concepto de NEAT (Non Exercise Activity Thermogenesis), que se refiere a la energía que el cuerpo consume en actividades cotidianas que no son ejercicio formal: caminar, subir escaleras, hacer las compras o limpiar la casa.

Este tipo de actividad es fundamental para contrarrestar los efectos del sedentarismo, una conducta que implica pasar largos periodos sentados o recostados y que se asocia con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, obesidad, ciertos tipos de cáncer y problemas de salud mental como ansiedad y depresión. La OMS advierte que el 31% de los adultos y el 81% de los adolescentes en el mundo no se mueven lo suficiente, lo que incrementa entre un 20% y un 30% el riesgo de muerte prematura.

Investigadores como Keith Diaz, también de la Universidad de Columbia, recomiendan realizar pausas activas de cinco minutos cada hora durante la jornada laboral o doméstica. Estudios demuestran que estas pausas mejoran los niveles de azúcar en sangre, reducen la presión arterial y aumentan la energía general. Incluso si no se puede asistir al gimnasio, integrar estos pequeños momentos de movimiento puede marcar una gran diferencia.

Por tanto, para no ser considerado sedentario, no basta con ejercitarse una vez al día: hay que moverse de manera constante. Esto incluye optar por caminar o andar en bicicleta en trayectos cortos, subir escaleras en vez de usar el ascensor, bailar, jugar con niños, hacer jardinería o cargar bolsas del supermercado. Son hábitos simples que, sumados, generan beneficios sustanciales en la salud física y mental.

Además, la creación de espacios urbanos accesibles y seguros, como ciclovías y parques, también es clave para fomentar un estilo de vida activo. Según la OMS, cada paso cuenta. Moverse más no es solo una cuestión estética o de rendimiento, sino un acto preventivo y vital. En tiempos donde el trabajo y el ocio suelen atarse a pantallas y sillas, volver al movimiento cotidiano puede ser la mejor decisión para alargar la vida y mejorarla en el camino.

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