Por Juan Pablo Ojeda
La historia del pugilista Julio César Chávez Jr. ha dado un giro insólito y oscuro. De ser heredero del ídolo del boxeo mexicano a pieza clave en una investigación por vínculos con el Cártel de Sinaloa, su caso ha captado la atención tanto en México como en Estados Unidos. La Fiscalía General de la República (FGR) ya alista todo para judicializar el caso en cuanto sea deportado desde territorio estadounidense, informó el fiscal Alejandro Gertz Manero en conferencia matutina desde Palacio Nacional.
Según detalló el titular de la FGR, hubo confusión esta semana porque estaban programadas dos audiencias en Estados Unidos: una por delitos previos que estaban bajo investigación, y otra específicamente sobre su deportación. Ninguna se llevó a cabo el lunes pasado, lo que retrasó el proceso.
“Estamos a que se lleve a cabo la audiencia que el propio Gobierno de EE.UU. señaló para que lo puedan deportar en forma inmediata”, explicó Gertz Manero, quien confirmó que la fiscalía ya tiene listo todo el equipo legal para procesar al boxeador en cuanto pise suelo mexicano.
La detención de Chávez Jr., ocurrida tras perder una pelea contra el influencer Jake Paul en Anaheim, no tiene que ver con su desempeño deportivo, sino con un conjunto de acusaciones serias. El Gobierno estadounidense lo señala por mentir en su solicitud de residencia permanente, y lo cataloga como una amenaza para la seguridad pública, en parte por sus presuntos nexos con el crimen organizado.
Según investigaciones de la FGR y documentos compartidos por autoridades migratorias de EE.UU., Chávez Jr. habría estado al servicio de Néstor Ernesto Pérez Salas, alias el Nini, uno de los operadores más violentos del Cártel de Sinaloa. La versión que más ha causado impacto señala que Chávez Jr. golpeaba brutalmente a miembros del cártel por órdenes de este capo, como castigo a quienes fallaban en sus tareas criminales. Las acusaciones se basan en dos llamadas interceptadas y reportes migratorios, así como antecedentes por conducir ebrio.
Aunque hasta el momento no hay una acusación formal en México, Gertz Manero aseguró que los amparos promovidos por la defensa del exboxeador son improcedentes y que la FGR avanzará con el proceso judicial en cuanto el deportado cruce la frontera.
El caso de Chávez Jr. parece sacado de una película: un deportista famoso, caído en desgracia, presuntamente vinculado con un cartel de droga, golpeando a subordinados criminales por “órdenes superiores”. Pero lejos de la ficción, esta historia ya forma parte de los expedientes más delicados que enfrenta el sistema judicial mexicano, y podría tener consecuencias legales serias para el hijo de una leyenda.
Por ahora, todo queda en pausa, a la espera de que Estados Unidos lo entregue a México, y de que la justicia nacional defina si Chávez Jr. enfrentará el ring más duro de su vida: el judicial.
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