Por Juan Pablo Ojeda
A días del inicio del cónclave que definirá al nuevo pontífice, América Latina se prepara para tener una participación clave con 22 cardenales electores. Si bien el bloque regional no proyecta un viraje anti-Francisco, existen diferencias en cuanto al ritmo con el que debe continuar la transformación eclesial que impulsó el pontífice argentino.
Con un 17% del total del colegio electoral, los cardenales latinoamericanos representan una porción significativa del electorado papal. Según explicó a EFE el teólogo José Carlos Caamaño, de la Pontificia Universidad Católica Argentina, “no habrá un giro anti-Francisco entre los electores de América Latina, pero sobre las velocidades en las cuales se continúe caminando en la Iglesia sí puede haber distintas concepciones”.
Un bloque diverso, pero franciscano
De los 22 cardenales latinoamericanos, 19 fueron creados por el papa Francisco, consolidando una base leal a su proyecto pastoral: una Iglesia más cercana a los excluidos, comprometida con el medio ambiente y abierta al diálogo. Solo tres fueron designados por Benedicto XVI: los brasileños João Braz de Aviz y Odilo Pedro Scherer, y el mexicano Francisco Robles Ortega.
Brasil lidera la representación regional con siete cardenales, seguido de Argentina con cuatro. México aporta dos votos, mientras que Cuba, Guatemala, Nicaragua, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay contarán con uno cada uno.
Aunque la mayoría de los electores latinoamericanos comparten la visión de una Iglesia con “puertas abiertas”, como definió Francisco, existen divergencias sobre el modo y el ritmo de implementar esa visión. “Hay quienes quieren acelerar, otros prefieren avanzar con cautela”, afirmó Caamaño.
Tensiones internas y el factor regional
El caso brasileño es ilustrativo. Con el bloque amazónico en plena transformación, no hay una visión uniforme entre sus cardenales sobre cómo aplicar las reformas. Algo similar ocurre en México, donde los dos cardenales electores mantienen posiciones diferenciadas. En cambio, en Argentina —cuna del actual pontífice— el consenso en torno a su legado es mucho más sólido.
Este equilibrio entre continuidad y matices convierte a América Latina en un actor estratégico en el próximo cónclave. Lejos de los extremos ideológicos que podrían marcar la elección en otros bloques —como Europa, África o Estados Unidos—, la región se perfila como un posible punto de encuentro para una figura de consenso.
Silencio mayoritario y voces ruidosas
Aunque el debate eclesial se presenta como una contienda entre sectores pro y anti-Francisco, Caamaño sostiene que esa polarización es más visible fuera de América Latina. “Los cardenales adversos al papa argentino son muy ruidosos, pero no parecen ser muchos”, señaló, subrayando la existencia de una “mayoría silenciosa” que valora el legado pastoral del pontífice saliente.
El desafío de este cónclave será encontrar un perfil que, sin romper con el espíritu franciscano, sea capaz de dialogar con los sectores más críticos. Entre los nombres que se mencionan en este equilibrio delicado están el español Cristóbal López, el patriarca de Jerusalén Pierbattista Pizzaballa, el vicario de Roma Baldassarre Reina y el estadounidense Robert Francis Prevost, figura clave en la estructura vaticana durante el papado de Francisco.
Mientras los 133 cardenales electores afinan consensos en las congregaciones previas, la voz de América Latina se presenta no solo como relevante en número, sino decisiva en tono y orientación.
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