La SRE detalló que, pese al déficit generado por dos años críticos, el país mantiene el respeto al acuerdo con Estados Unidos. y prioriza el derecho humano al agua.
Carlos Lara Moreno
La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) aseguró que México actúa conforme a lo establecido en el Tratado de Aguas de 1944, a pesar del severo estrés hídrico que afecta a la cuenca del Río Bravo.
Durante su participación en la “Mañanera del Pueblo”, Roberto Velasco Álvarez, encargado de despacho de la Cancillería, explicó que el instrumento jurídico firmado con Estados Unidos regula la administración conjunta del agua en los ríos Bravo, Colorado y Tijuana, además de establecer la creación y operación de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), responsable de la vigilancia permanente del cumplimiento del tratado.
Velasco recordó que el acuerdo fija procedimientos de medición, distribución y obras binacionales, así como la construcción y operación de las presas internacionales La Amistad y Falcón.
El artículo cuarto establece que México debe entregar a Estados Unidos una tercera parte de los escurrimientos de seis tributarios del Bravo, Conchos, San Diego, San Rodrigo, Escondido, Salado y Las Vacas, equivalentes a 2 mil 158 millones de metros cúbicos en un ciclo de cinco años. A cambio, México recibe mil 850 millones de metros cúbicos anuales del río Colorado.
“Recibimos más agua de la que entregamos”, subrayó el funcionario, por “la situación actual está marcada por una sequía verdaderamente extraordinaria”.
Bajos escurrimientos
De acuerdo con los índices hidrológicos presentados, los años 2022 y 2023 registraron los niveles más bajos de escurrimientos desde 1953, lo que redujo drásticamente la disponibilidad natural de agua.
Esta condición impidió cubrir completamente el volumen del ciclo pasado y provocó un faltante superior a mil millones de metros cúbicos. Aunque en el último año hubo lluvias que permitieron resarcir parte del déficit, el volumen pendiente sigue siendo considerable.
El estado de las presas
El estado de las presas internacionales plantea un escenario crítico. La Amistad almacena apenas 153 millones de metros cúbicos, menos del 9% de la capacidad que corresponde a México; Falcón, solo 51 millones, menos del 4%.
Estos niveles obligan a privilegiar el abasto humano en 13 ciudades de la frontera norte, que dependen directamente de este sistema durante la temporada previa al periodo de lluvias.
Frente a este panorama, México y Estados Unidos han sostenido un proceso técnico binacional continuo.
El 23 de abril se acordaron medidas extraordinarias para disminuir el faltante; posteriormente, el 15 de agosto y el 25 de noviembre se realizaron nuevas reuniones para evaluar el estado de la cuenca y definir posibles cursos de acción.
El 4 de diciembre se llevó a cabo un encuentro adicional entre secciones de la CILA para revisar avances y alternativas. Este mismo día, destacó Velasco, habrá otra reunión con el fin de seguir explorando una salida conjunta.
México quiere un acuerdo
La postura del gobierno mexicano es clara: buscar un acuerdo dentro del marco del tratado sin comprometer el derecho humano al agua, consagrado en la Constitución.
“Lo que no podemos tocar es el volumen necesario para garantizar el consumo en las ciudades y las limitaciones propias de la infraestructura”, advirtió el encargado de la SRE.
Velasco insistió en que el país está actuando estrictamente conforme a lo pactado desde 1944 y que la solución debe ser “justa y equilibrada” frente a un fenómeno de sequía sin precedentes.
Añadió que el tratamiento del tema requiere cooperación técnica, transparencia y reconocimiento de las condiciones extraordinarias que afectan a la cuenca.
El funcionario cerró subrayando que México continuará trabajando con Estados Unidos para asegurar el cumplimiento del tratado y proteger las necesidades hídricas de la población fronteriza en medio de una crisis que, dijo, “no tiene precedentes en más de siete décadas de registro”.
















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