Un impactante informe del Departamento de Justicia de Estados Unidos reveló que en 2018 un hacker, presuntamente contratado por el Cártel de Sinaloa, logró una intrusión sin precedentes: obtuvo registros telefónicos de un funcionario del FBI destacado en la Embajada de Estados Unidos en México y utilizó el sistema de videovigilancia pública de la Ciudad de México para seguirle los pasos.
De acuerdo con la auditoría publicada en junio de este año por la Oficina del Inspector General del Departamento de Justicia, el hacker accedió al número del agregado legal asistente del FBI (ALAT), rastreó llamadas entrantes y salientes y recopiló datos de geolocalización del dispositivo. Esta información fue empleada para identificar a informantes clave de la agencia estadounidense, quienes posteriormente fueron intimidados y, en algunos casos, asesinados por el cártel.
Además, el ciberdelincuente logró penetrar el sistema de cámaras de vigilancia del gobierno capitalino, permitiendo al crimen organizado vigilar en tiempo real al agente del FBI y a las personas con las que se reunía. Esta operación se desarrolló mientras el cártel aún estaba bajo el liderazgo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, quien había sido extraditado a EE. UU. en 2017.
Aunque el informe no revela la identidad del hacker ni de las víctimas, deja al descubierto una preocupante vulnerabilidad tecnológica que podría afectar a agencias de seguridad de todo el mundo. La combinación de herramientas de vigilancia urbana, comercio de datos personales y capacidades de hackeo avanzadas pone en riesgo a fuentes humanas esenciales para investigaciones internacionales.
Las autoridades estadounidenses no han emitido comentarios públicos sobre el caso, pero el informe advierte que este tipo de amenazas se intensifican en un entorno donde la tecnología cotidiana puede ser usada como arma por organizaciones criminales sofisticadas.
¿Y ahora qué?
El documento del Inspector General plantea preguntas urgentes:
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¿Qué brechas permitieron acceder al sistema de cámaras de la CDMX?
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¿Cómo protegerá el FBI a sus agentes y fuentes en el extranjero?
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¿Qué consecuencias reales tuvo esta filtración en la seguridad de las operaciones encubiertas?
Este caso no solo revela el alcance del Cártel de Sinaloa, sino que también enciende las alarmas sobre la necesidad de reforzar los sistemas de protección tecnológica en todas las agencias de inteligencia frente a un nuevo y silencioso enemigo: el ciberespionaje criminal.
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