Por Bruno Cortés
En medio de tantas broncas políticas y discursos encendidos en el Congreso, hay veces que sí se aprueban cosas que pueden hacerle la vida más fácil a la gente, sobre todo a quienes la están pasando muy mal. Esta semana, la diputada Nadia Yadira Sepúlveda García, de Morena, dio una buena noticia: se aprobó una reforma importante a la Ley sobre Refugiados, Protección Complementaria y Asilo Político, dentro de la Comisión de Relaciones Exteriores.
¿Y eso qué significa para la gente de a pie? Bueno, es un paso grande para quienes tienen que huir de su país por guerras, violencia, persecución o crisis humanitarias. En 2024, más de 79 mil personas solicitaron asilo en México, según la COMAR (la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados). Somos uno de los países que más solicitudes recibe, tanto de quienes se quedan como de los que solo van de paso. Las principales nacionalidades: Honduras, Cuba, Haití, El Salvador y Venezuela.
La reforma no solo es una cuestión de números o trámites, es sobre humanidad. La diputada Sepúlveda lo explicó así: “Es un gran avance en la defensa de los derechos humanos y en modernizar al Estado mexicano”. Y no lo dice al aire. Uno de los cambios clave es la creación de una plataforma digital trilingüe, segura y permanente para que las personas puedan iniciar su solicitud de asilo desde donde estén, sin tener que estar físicamente en México.
Imagina a alguien que huyó de su país, con miedo y sin saber a dónde ir. Ahora podrá hacer su trámite desde su teléfono, sin necesidad de hacer filas o caer en un laberinto de papeles. Eso no solo es más práctico, también es más humano. Y de paso, reduce la carga en las oficinas mexicanas que muchas veces no se dan abasto con tantos casos.
Este modelo digital ya lo usa Brasil con su sistema SISCONARE, que ha demostrado que sí se puede hacer un trámite así sin necesidad de largas esperas y con mayor certeza para quienes lo necesitan.
En pocas palabras, esta reforma busca sacar a México de la burocracia del siglo pasado y ponerlo a la altura de los retos actuales de movilidad humana. Porque sí, mucha gente sigue huyendo, pero también hay países —como el nuestro— que tienen el deber de abrir la puerta y dar un trato digno.
Así que, mientras otros debates del Congreso suenan más a pleitos de poder, este sí es un avance que toca vidas concretas. No solo se trata de refugiados. Se trata de lo que somos como país.















Deja una respuesta