Por Juan Pablo Ojeda
La historia judicial de Javier Duarte sumó un nuevo capítulo este viernes, y no precisamente a su favor. La magistrada Ángela Zamorano, del Centro de Justicia Penal Federal, rechazó la solicitud de libertad anticipada presentada por el exgobernador de Veracruz, quien desde 2020 cumple una condena de nueve años por asociación delictuosa y lavado de dinero. Con esta decisión, Duarte deberá permanecer en el Reclusorio Norte hasta abril de 2026, fecha en la que concluye su sentencia.
Durante la audiencia, la defensa insistió en que el exmandatario cumplía con todos los requisitos legales para acceder al beneficio, y que su buena conducta era prueba suficiente de ello. Su abogado, Pablo Campuzano, incluso afirmó antes de la sesión que “no veía forma de que se negara” la petición. Pero la Fiscalía General de la República se opuso desde el inicio y recordó que Duarte no ha mostrado una conducta ejemplar en prisión, un requisito indispensable para el beneficio penitenciario.
La magistrada coincidió con el Ministerio Público. Además, señaló que Duarte aún tiene un proceso pendiente por desaparición forzada, lo que de entrada impide que pueda abandonar la cárcel antes de tiempo. Esto terminó de cerrar la puerta a cualquier posibilidad de que el exgobernador retomara su libertad en 2024 o 2025.
Javier Duarte, exmilitante del PRI y gobernador de Veracruz entre 2010 y 2016, cayó en desgracia tras revelarse una red de corrupción que operaba mediante empresas fantasma y prestanombres para desviar recursos públicos. Ante el estallido del escándalo, el PRI lo expulsó de sus filas, pero el daño ya estaba hecho: Duarte huyó del país con su esposa, solo para ser detenido meses después en Guatemala en 2017, en un operativo en conjunto con Interpol.
Para 2018, ya de regreso en México, Duarte se declaró culpable y fue sentenciado a nueve años de prisión, junto con una multa de poco más de 58 mil pesos. Aunque su defensa ha intentado aprovechar cada resquicio legal para reducir su castigo, esta vez la puerta se cerró con contundencia.
A dos años de terminar su condena, el caso Duarte sigue siendo un recordatorio de cómo una de las entidades más golpeadas por la corrupción en México terminó protagonizando uno de los episodios más emblemáticos de la historia política reciente. Y aunque el exgobernador insiste en que ha cambiado, la justicia, por ahora, no le cree.















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