Por Juan Pablo Ojeda
Fátima Bosch Fernández hizo historia: este jueves 20 de noviembre se coronó Miss Universo 2025 en Tailandia, llevando el nombre de México hasta lo más alto. Con 25 años y de origen tabasqueño —específicamente de Teapa—, Bosch se convierte en la cuarta mexicana en obtener esta corona, después de Lupita Jones, Ximena Navarrete y Andrea Meza.
Su triunfo no es solo una victoria de belleza, sino un gesto de carácter: durante el certamen, Bosch tuvo un enfrentamiento con el director tailandés del concurso, Nawat Itsaragrisil, quien la acusó de no cumplir ciertas indicaciones para una sesión promocional. En un momento tenso, él la llamó “tonta”; ella respondió con firmeza: “Usted no me respeta como mujer”, y abandonó la reunión, apoyada por otras participantes en un acto de solidaridad.
Este episodio generó indignación, tanto dentro como fuera del concurso. La presidenta del certamen, el empresario mexicano Raúl Rocha Cantú, condenó públicamente el comportamiento de Itsaragrisil, calificándolo como agresión y abuso.
Para Bosch, esta victoria significa mucho más que un título: es una plataforma para hablar de empoderamiento femenino, de respeto y de que las mujeres deben alzar la voz con autenticidad. En la gala final, cuando le preguntaron cómo usaría su reinado, dijo que motivaría a otras mujeres jóvenes a creer en sí mismas, a reconocer su valor y a no tener miedo de expresarse.
En su tierra natal, Tabasco, estalló el orgullo. En Villahermosa se reunió gente para seguir la transmisión, y cuando se confirmó su victoria, hubo porras, banderas, fuegos artificiales y un festejo que duró varias horas. Su familia también festejó con emoción: sus padres, su hermano y su tía compartieron su alegría y destacaron su determinación, recordando que siempre ha sido una joven disciplinada y con sueños claros.
En redes sociales, su triunfo generó olas de apoyo. Muchos destacaron que Bosch no solo ganó por su belleza, sino por su voz, su convicción y la forma en la que defendió su dignidad. Políticos de diversos partidos también la felicitaron, señalando que su victoria es un símbolo para las nuevas generaciones de mujeres mexicanas.
Más allá de la corona, Fátima Bosch deja un mensaje: el poder de una reina no está solo en su apariencia, sino en su capacidad para inspirar, exigir respeto y cambiar narrativas. Su triunfo es punto de partida para una nueva etapa en la que la autenticidad y la voz de las mujeres importan tanto como su imagen.
















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