Por Bruno Cortés
El PVEM llegó hoy al encuentro con la presidenta Claudia Sheinbaum con ánimo de hacer ruido… pero del bueno. Su coordinador en San Lázaro, Carlos Puente, lo dejó clarito: el Verde va con todo y seguirá siendo uno de los pilares más disciplinados de la 4T dentro del Congreso. Para quien no suele meterse en temas legislativos, esto significa algo bastante simple: cada vez que llega una iniciativa respaldada por la presidenta, el Verde la empuja, la vota y la acompaña sin titubeos.
Puente lo dijo casi como quien presume un logro escolar: “somos el grupo más ordenado, el más cumplidor y el más disciplinado”. Y aunque suene a frase hecha, tiene una lectura política importante: en un Congreso donde Morena necesita aliados constantes para sacar reformas, tener a un partido que no se mueve ni un centímetro del guion es oro puro. Por eso hablan de “fiesta”; porque este tipo de encuentros sirven para amarrar la unidad justo cuando la oposición quiere mostrar fracturas.
El diputado también se dio tiempo para fijar postura frente a la protesta de la llamada Generación Z, que ha protagonizado movilizaciones intensas. Su mensaje fue más bien de aviso: disentir sí, pero sin violencia. Desde su óptica, la política —tanto en la Cámara como en la calle— funciona mejor si se usa la cabeza y no los golpes. Su discurso se alinea con la narrativa de “orden y estabilidad” que la 4T ha querido impulsar en este arranque de gobierno.
Puente también lanzó un espaldarazo directo al gabinete de seguridad. Destacó que hace tiempo no se veía a un secretario entregando resultados “todos los días”. Aunque reconoció que los retos siguen siendo enormes —como lo ocurrido en Michoacán—, subrayó que la violencia no nació en este sexenio y que, al menos desde su perspectiva, el gobierno actual sí está actuando. Es un mensaje diseñado para reforzar la idea de continuidad y eficacia, particularmente en un tema tan sensible como la seguridad.
Y en medio del panorama nacional, el diputado también miró hacia el norte. Habló de la tensión generada por las declaraciones de Donald Trump, destacando que Sheinbaum ha sabido responder con firmeza e inteligencia, sin caer en pleitos que puedan escalar. En otras palabras: México se hace respetar, pero sin quemar puentes diplomáticos ni poner en riesgo la relación bilateral.
Al final, la narrativa del Verde es clara: Sheinbaum no está sola, tiene aliados que buscan dar estabilidad legislativa y política en un momento donde el país enfrenta retos fuertes. Y, sobre todo, quieren dejar claro que su apoyo no es simbólico, sino de votación en mano cada vez que se necesite.
















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