En medio del ruido político y las tensiones que han marcado las últimas semanas, la presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Kenia López Rabadán, lanzó un mensaje directo a la juventud mexicana: las puertas del Congreso están abiertas y su voz no solo será escuchada, sino atendida. Lo dijo sin rodeos: cualquier joven puede enviar sus quejas, propuestas o iniciativas directamente a su correo institucional —sí, a la presidencia misma— para que sean canalizadas a las comisiones correspondientes y discutidas por los legisladores.
El mensaje va dirigido a los 33 millones de jóvenes de 13 a 28 años que forman parte de la llamada Generación Z, casi una cuarta parte del país. Jóvenes que, como reconoció López Rabadán, piden algo muy básico pero urgente: seguridad, justicia y oportunidades reales para construir un futuro en un país donde su vida valga y su opinión pese.
La diputada explicó que esta apertura no es un favor, sino una obligación del Estado. Los derechos a expresarse libremente, reunirse y manifestarse están blindados en tratados internacionales y en la Constitución mexicana. Y frente al creciente activismo juvenil, dijo, el Congreso debe responder con canales efectivos, no con oídos sordos. Por eso implementarán mecanismos digitales y un canal directo para que cualquier joven pueda enviar propuestas sin intermediarios ni burocracia.
El movimiento juvenil que ha llenado calles y redes sociales en los últimos meses, aseguró, marca un parteaguas histórico. Y en un país que enfrenta violencia, injusticia e impunidad, escuchar a quienes heredarán ese México —y lo están exigiendo en voz alta— es indispensable para construir instituciones que no solo reaccionen, sino protejan.
López Rabadán insistió en que el momento exige unidad, responsabilidad y empatía, sobre todo para entender qué hay detrás de las protestas: miedo, frustración, cansancio… pero también esperanza y ganas de participar. Lo dijo con claridad: México necesita jóvenes críticos y participativos. Sin ellos, simplemente no hay futuro.
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