Nuevas revisiones históricas sobre Venustiano Carranza permiten reconstruir con mayor precisión la vida del político coahuilense que encabezó al constitucionalismo, enfrentó a Victoriano Huerta, promovió la Constitución de 1917 y murió en una emboscada en la sierra poblana en 1920. El análisis de documentos y testimonios ofrece un retrato integral que explica su ascenso, sus decisiones estratégicas y el desgaste final de su proyecto.
Carranza nació el 29 de diciembre de 1859 en Cuatro Ciénegas, Coahuila, en el seno de una familia dedicada a la ganadería. Desde joven fue influido por la figura de Benito Juárez y la importancia del respeto a la legalidad. Aunque intentó estudiar medicina en la capital del país, un problema ocular lo obligó a regresar a su estado natal, donde se integró a las actividades familiares y participó en la vida política local antes del estallido revolucionario de 1910.
Tras el llamado de Francisco I. Madero para levantarse contra el régimen de Porfirio Díaz, Carranza se sumó al movimiento y fue nombrado jefe de la sublevación en Coahuila. Su papel le valió ser designado gobernador provisional en 1911, donde implementó medidas orientadas a restablecer el orden constitucional, reorganizar el poder judicial y regular prácticas como el alcoholismo y la prostitución. Sin embargo, su negativa a desarmar a las tropas que lo habían acompañado generó tensiones con Madero.
El asesinato de Madero y la llegada al poder de Victoriano Huerta en 1913 marcaron un punto de quiebre. Mientras la mayoría de los estados reconocieron al nuevo régimen, Carranza se negó a hacerlo y proclamó el Plan de Guadalupe, desconociendo a los poderes federales y estableciendo el Ejército Constitucionalista. Desde Sonora organizó la lucha armada en tres grandes frentes comandados por Pablo González, Álvaro Obregón y Pancho Villa, con el objetivo de avanzar hacia la Ciudad de México.
La estrategia militar, combinada con la presión internacional y la negativa de Estados Unidos a reconocer a Huerta, debilitó rápidamente al régimen usurpador. En julio de 1914, Huerta renunció y los constitucionalistas entraron a la capital. Sin embargo, el triunfo abrió nuevas divisiones entre los líderes revolucionarios. Las tensiones con Villa aumentaron tras la batalla de Zacatecas y la disputa por el control de la capital, mientras que los zapatistas reclamaban mayor atención a las demandas agrarias.
La Convención de Aguascalientes, convocada para buscar acuerdos, profundizó la ruptura. Villistas y zapatistas exigieron que Carranza dejara el poder, pero el líder coahuilense rechazó la resolución y trasladó su gobierno al puerto de Veracruz. Desde ahí reorganizó sus fuerzas y, bajo el liderazgo militar de Obregón, logró derrotar a la División del Norte y recuperar territorios clave como Morelos.
A finales de 1916, Carranza convocó al Congreso Constituyente en Querétaro. Aunque su propuesta constitucional mantenía un espíritu liberal cercano a la Carta Magna de 1857, los diputados impulsaron reformas de mayor contenido social que dieron origen a la Constitución de 1917. Con el nuevo marco jurídico, Carranza fue electo presidente y asumió el cargo en un país marcado por la guerra, la crisis económica y la epidemia de influenza de 1918.
Durante su gobierno enfrentó desafíos estructurales: finanzas debilitadas, corrupción en niveles intermedios del poder y zonas del país aún bajo control de jefes militares rebeldes. La ejecución de Emiliano Zapata en 1919 significó el declive del zapatismo, pero también contribuyó a tensiones políticas profundas. Al acercarse las elecciones de 1920, Carranza intentó impulsar a Ignacio Bonillas como candidato civil, lo que generó rechazo entre los caudillos revolucionarios, especialmente Álvaro Obregón.
La respuesta llegó desde Sonora con el Plan de Agua Prieta, encabezado por Adolfo de la Huerta y Plutarco Elías Calles, que desconoció al gobierno federal. Carranza intentó trasladar su administración y el tesoro nacional a Veracruz, pero fue interceptado en la ruta. Obligado a internarse en la sierra de Puebla, quedó aislado con un pequeño grupo de leales.
El 21 de mayo de 1920, mientras descansaba en una choza en Tlaxcalantongo, fue atacado por tropas al mando del general Rodolfo Herrero. La versión más aceptada señala que murió por disparos de sus agresores, aunque existe la posibilidad de que se quitara la vida. Su muerte marcó el cierre del ciclo revolucionario y el ascenso definitivo del grupo sonorense al poder.
















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