Por Juan Pablo Ojeda
El canciller Juan Ramón de la Fuente elogió públicamente la capacidad de diálogo y liderazgo de la presidenta Claudia Sheinbaum tras su reciente conversación telefónica con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que derivó en una prórroga de 90 días a la imposición de nuevos aranceles a productos mexicanos.
Durante la conferencia matutina del 31 de julio en Palacio Nacional, De la Fuente destacó que la presidenta sostuvo una conversación compleja pero respetuosa con un mandatario que —según sus palabras— “ha sido muy explícito en sus puntos de vista”.
“Fue una conversación donde predominaron el respeto y la congruencia. La presidenta mostró firmeza en la defensa de los intereses nacionales y una inteligencia notable para alcanzar un acuerdo que da enormes ventajas a México”, afirmó el canciller.
El diálogo entre ambos mandatarios logró frenar temporalmente el aumento de aranceles de hasta 30% a exportaciones mexicanas, dando un respiro al comercio bilateral. Sheinbaum calificó el resultado como “el mejor acuerdo posible” dentro del nuevo orden económico global que se ha perfilado con el regreso de Trump a la Casa Blanca.
Según lo explicado por la mandataria, el acuerdo contempla mantener los aranceles actuales sin incrementos y conservar la vigencia del T-MEC, el tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, que excluye de dichos aranceles productos clave como el acero, el aluminio, el cobre, los autos y el fentanilo, siempre que estén incluidos en el tratado.
“Logramos quedarnos como estábamos, que no es menor. Nos salvaguardamos con el T-MEC y abrimos la puerta para construir un acuerdo de más largo plazo con diálogo y cooperación”, indicó Sheinbaum, detallando que la llamada tuvo una duración cercana a los 40 minutos.
El gobierno mexicano ve estos 90 días como una ventana estratégica para reestructurar su relación comercial con Estados Unidos, sin que se rompa la continuidad de las exportaciones. De la Fuente reiteró que este tipo de negociaciones son una muestra de cómo se puede preservar la soberanía y el interés nacional sin confrontaciones ni concesiones excesivas.
Con este nuevo entendimiento, México gana tiempo y mantiene abierta la posibilidad de avanzar hacia un acuerdo comercial más justo, mientras se sostiene el frágil equilibrio político y económico con Washington.
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